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Ese día te observé, como estaba acostumbrado a hacer.


Pero esta vez te diste cuenta, y volteaste en mi dirección.


Volteé rápidamente hacia otro punto cualquiera.


Te acercaste a mí y me pediste hablar en el receso, donde siempre nos encontrábamos.


Ese lugar sólo podía ser uno: abajo del árbol central (en medio del patio).


Asentí levemente, y te fuiste de nuevo a tu asiento.

Asentí levemente, y te fuiste de nuevo a tu asiento

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Sana Obsesión © [Destinados]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora