Do KyungSoo tiene que ganar o ganar dinero, no tiene otra opción, y eso significa hacer cualquier cosa, incluso si tiene que buscar un fantasma del pasado, un tal Kim JongIn y llamarlo papá. Un plan bastante descabellado que se convertirá en su gr...
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/Hay un maníaco justo delante de mí, tengo un ángel sobre mi hombro, y a Mefistóteles/.
Kim JongIn
Ya había pasado tres días desde la llegada de ese chiquillo que decía ser sangre de su sangre. Al día siguiente de su llegada había sido muy claro con su esposa y KyungSoo, nadie debía enterarse que era su hijo; al menos no por el momento. Los dos mencionados se mostraron inconformes frente a esta situación, pero era una decisión que no tenía marcha atrás; al final aceptaron cuando les explicó que debido a la ampliación de una nueva sucursal en Macao, tenía que mantener una imagen limpia, sin escándalos y la llegada de un hijo bastardo podía entorpecer el ambicioso proyecto.
Realmente solo era un pretexto, lo que quería era descubrir las verdaderas intenciones del aparente ingenuo Do KyungSoo, que a los ojos de su esposa era un niño perdido, que nunca conoció lo que era una familia y ella se la quería dar. El chico bien podía ser su hijo, pero él no se comía del todo ese cuentico de ingenuidad e inocencia, como lo hacía Irene; pero tampoco podía hacer un escándalo cuando estaba seguro que ella se pondría del lado de ese niño.
Maldijo el día en el que se casó con Irene, un alma tan pura y caritativa que chocaba con su personalidad tosca y fría; aunque ambos hacían esfuerzos para mantener su relación, JongIn fingiendo ser un hombre dulce; mientras que Irene recogía migajas de un amor que no había ahí, pretendiendo ser feliz en una casa vacía de afecto.
Con esos pensamientos, abrió la llave de su ducha y dejó que el agua corriera sobre su cuerpo; como hace ya tres días, la única forma liberarse, ya no era con los vídeos que guardaba recelosamente, ahora solamente le bastaba recordar el rostro de KyungSoo, sus gruesos labios haciendo pucheros, sus ojos grandes, su cuello largo, ese trasero; su simple presencia lo llevaron a imaginar todo lo que un padre no debe pensar de su hijo. Con la culpa en un rincón, sus manos descendieron hacia su palpitante miembro hasta sentir el líquido que salía de este, y le fue inevitable proferir un gruñido de satisfacción con el nombre de su hijo en la punta de su lengua.
No era como si debiera sentirse del todo culpable por la inminente atracción hacia su hijo, JongIn reflexionaba mientras se metía en su traje gris oscuro. Lo había buscado en Internet, se llama ASG: atracción sexual genética, cuando surge ciertas... sensaciones hacia un familiar con el que nunca se ha convivido, no era común pero tampoco era anormal; eso lo hacía sentirse más tranquilo, conociendo que no era el único que había atravesado por aquel inconveniente; sin embargo sabía que no sería bien visto, pero su mente no tenia ningún reparo en imaginarse con el menor. Suspiró pesadamente e intentó calmarse antes de tener que darse un segundo baño, sacudió su cabeza intentando pensar en otra cosas.
"Piensa en algoritmos" cerró fuertemente sus ojos, mientras masajeaba sus sienes. Cuando se sintió seguro de no cometer ninguna imprudencia con el menor, salió de la habitación.
