CHAPTER II

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Una torpe Marinette salía de su recamara intentando ponerse sus zapatos, mientras bajaba las escaleras y tomaba su mochila, ni ella misma se entendía, era un día importante, se había preparado durante semanas ¿qué le estaba pasando?

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Una torpe Marinette salía de su recamara intentando ponerse sus zapatos, mientras bajaba las escaleras y tomaba su mochila, ni ella misma se entendía, era un día importante, se había preparado durante semanas ¿qué le estaba pasando?

Dejando un poco sus dudas atrás, salió lo más rápido que pudo y emprendió su partida hacia su instituto. Alya ya la estaba esperando en el establecimiento. Era temprano para comenzar las clases, pero tarde para el plan que había conllevado con la azabache.

Y justo cuando se dispuso a llamarla, una agitada Marinette llegó a aquella entrada .

— ¡Hola Alya! — dijo, después de tomar una gran bocanada de aire, su escuela está literalmente al frente, pero por alguna extraña razón llegó cansada.

—¿Se te olvidó hacer la tarea anoche?, ¿desvelo?, ¿te quedaste viendo series? dime, qué excusa tienes ahora? — cuestionó, Alya. Eso sí, con un tono algo burlesco.

—¡¿Había tarea?!— Dijo sorprendida, ni siquiera se digno a escuchar el leve discurso de la morena.

— ¿Ah? ¡no! ¿por qué llegaste tan tarde? te dije una hora en específico, y llegaste casi 30 minutos después — Replicó la morena con seriedad, mientras hacía señas a su reloj. Eran las 7:15 AM y estas se habían prometido verse a las 6:45 AM.


Mientras la castaña veía algo fulminante a la peli-azul, esta buscaba alguna excusa para salir de el pequeño problemita que se había metido, pues, Alya no es de las personas que le gusta esperar y más cuando le prometen una hora en específico

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Mientras la castaña veía algo fulminante a la peli-azul, esta buscaba alguna excusa para salir de el pequeño problemita que se había metido, pues, Alya no es de las personas que le gusta esperar y más cuando le prometen una hora en específico.

Lamentablemente su cabeza falló y no encontraba que excusa decir, y más cuando la castaña se sabía literalmente todas.

-Eh...—balbuceo—bueno, yo...-Sus manos empezaron a temblar, seguido a esto subió una de sus manos ligeramente a su nuca y se rascó mientras ponía una sonrisa nerviosa.

—Marinette.— Expresó Alya, mientras veía como su amiga se avergonzaba e intentaba buscar alguna excusa, pero esta solamente balbuceaba, era una graciosa escena.—Esta vez te la dejare pasar, pero ojo! Solo está vez.—Completo de decir la morena. A veces su amiga era muy complicada, pero aún así la quería.

—¿En serio? ¡muchas gracias! Juro que compraré tú malteada favorita de aquella tienda que tanto te gusta! —Exclamo alegre, seguido a eso, las dos estallaron en risas, a veces Marinette podía ser sorprendente.

Todo parecía ir de maravilla como para nuestra protagonista y su amiga, lo que no sabían es que se les había pasado un pequeño pero importante detalle...

Todo parecía ir de maravilla como para nuestra protagonista y su amiga, lo que no sabían es que se les había pasado un pequeño pero importante detalle

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