CHAPTER IV

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-Hola Marinette, ¿Cómo estás?- respondió un animado y a la vez confundido Adrien

-Bien, gracias! Lo siento, por lo de antes...- Dijo apenada. Ni siquiera entendía cómo podía hablar cuando estaba "muriendo" de los nervios.- Eh.. perdón si los interrumpo o interrumpí en algo, eh, pero...¿puedo hablar contigo, Adrien, a solas, solo un momento? No tardaré mucho ¡Te lo prometo!- Expresó intentando ser lo más natural posible. Le jodía tanto ser tan tímida.

-Oh, está bien, no hay ningún problema Marinette.-Expresó el ojo esmeralda, Nino miro a Adrien y asintió para después retirarse poco a poco dejando a "solas" a los dos jóvenes.

Nino se encamino hacía Alya, quién lo recibió alegremente, mientras la azabache ya se estaba arrepintiendo de lo que estaba haciendo.

Nino se encamino hacía Alya, quién lo recibió alegremente, mientras la azabache ya se estaba arrepintiendo de  lo que estaba haciendo

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-Adrien, eh, perdón si te quito algo de tiempo, pero...-Tomó una pequeña bocanada de aire, a veces se cuestionaba ¿Por qué era tan difícil hacer una simple pregunta? Y lo peor, una tan simple.

-Descuida Marinette, te escucho - Contestó el rubio.


-Eh, bueno, yo...-Inhalo un poco más de aire- ¿Puedo hablar contigo a la salida? si es que tienes tiempo suficiente y no estas ocupado claro- Soltó al fin, los nervios se la estaban comiendo viva, ¿si lo había dicho bien? ¿No la había cagado?

-Pues sí, claro, hoy no tengo nada pendiente en mi agenda, así que, sí, está bien Marinette-Respondió calmado y amable como siempre.

A veces se cuestionaba si aquel ojos esmeralda no se cansaba de ser tan lindo.

-Esta bien, nos v-vemos en el patio después de clases.- Tartamudeo un poco, no sabía cómo no se desmayo ahí mismo. Como pudo salio corriendo, y otra vez llegó la interrogante ¿De verdad podría decirlo?

-Esta bien- Fue lo único que pudo responder el mayor, pues su amiga había salido corriendo afuera del aula como si su vida tratase de ello.

Afortunadamente la morena se encontraba afuera del aula por los pasillos de la cafetería con Nino, con quien hablaba gustosamente.

Se aproximó hacia sus compañeros y hablaron por unos 5 minutos más, para después, ir a sus clases correspondientes del día.

Aún faltaban 4 horas para su salida, aún tenía tiempo para arrepentirse, pero siguió en pie con su plan.

De todos modos las horas pasarían lento, no?

Vaya que el destino le había cambiado las cartas.

Vaya que el destino le había cambiado las cartas

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