Escucho a la lejanía golpes. Pero no quiero abrir los ojos, quiero seguir durmiendo. Pero los golpes siguen. Abro los ojos y me levanto. Me encamino a la puerta pero sin abrirla. Pego mi ojera a esta para escuchar lo que está pasando con más profundidad.
- Te lo he dicho millones de veces desde que estás en esta casa. ¡No ayudes en nada! ¡Lo tiene que hacer todo el maldito crio que tengo como hijo! ¿No lo entiendes o qué?
- Suelteme señor Park, por favor.
- ¡No!
- Seguiré ayudando a Jimin usted quiera o no. Y si tengo que recibir yo los golpes, los recibiré. Pero deje a Jimin en paz, por favor.
- ¡NO! – Digo abriendo la puerta de golpe.
Veo todos los muebles tirados al suelo y algunos rotos. Los dos presentes me miran. Mi padre está agarrando del cuello a Yoon Gi pero lo suelta de golpe acercándose a mí. Retrocedo.
- Vaya, vaya, la bella durmiente despertó. – Choco con la pared.
- Por favor papá, déjalo tranquilo... Esto es asunto nuestro, no de él. – Las lágrimas me empiezan a salir.
- Que valiente eres. Pero no lo suficiente. – Se acerca lo suficiente a mí para poder oler su apestoso aliento a alcohol. Está borracho, aunque no lo parezca.
- ¡Jimin cuidado! – Pero demasiado tarde. Noto la navaja sobrepasar mi piel a mi costado haciendo que me retuerce del dolor cayendo al suelo.
Veo como Yoon Gi le empieza a dar golpes a mi padre hasta dejarlo inconsciente. Se acerca a mí preocupado y me saca la navaja con cuidado. Me carga y me lleva a la habitación. Me tumba en la cama y se va dejándome solo. Escucho como maldice mientras hace lo que quiera que esté haciendo.
Empiezo a ver borroso. Si la respiración ya era pesada, ahora todavía más. Siento que me desvanezco. Escucho que alguien entra. No reconozco la voz y tampoco lo veo, pero me dice que no cierre los ojos, que siga con él, que aguante. Siento como me levanta y nos alejamos de la habitación.
Gente hablando desesperadamente, un pitido estruendoso, alguien dándome la mano. Y vuelve a estar todo oscuro.
Noto una presión en el costado insoportable. Me remuevo un poco para intentar tener una posición más cómoda y e intentar que esa presión se vaya. Mala idea, ahora es peor.
- Jimin, has despertado... - Escucho que dice. Noto una mano en mi mejilla y abro los ojos dificultosamente. Tardo un poco en reconocer a la persona en frente mío.
- ¿Yoon... Gi?
- Sí, soy yo. – Miro a mi alrededor sin reconocer el lugar.
- ¿Dónde...?
- En el hospital. No te esfuerces. Tienes que descansar. – Dice antes de que diga algo más. – Iré a avisar al doctor de que ya has despertado. - Me sonríe.
Veo cómo se va y me deja solo en aquella pequeña y sin vida habitación. Empiezo a buscar la respuesta de por qué estoy aquí. Intento recordar, pero no hallo con la respuesta.
Por la puerta aparece un hombre con bata blanca con un cuaderno y boli en las manos y se acerca hasta mí. Yoon Gi va detrás de este.
- Muy bien joven Park, ¿cómo se encuentra? – Pregunta el doctor.
- Extraño. No sabría explicarlo. – Apunta algo en su cuaderno.
- ¿Le duele en alguna parte?
- Siento una presión en el costado insoportable.
- ¿Recuerda el por qué está aquí?
- No, no lo recuerdo. ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué me ha pasado? – Pregunto preocupado. Noto una mano sobre mi hombro y giro la cabeza encontrándome a Yoon Gi.
- Si no lo recuerda, es mejor que no se esfuerce. Ya le vendrá. A parte de eso, ¿siente que se ha olvidado de algo que pueda ser importante?
- Es lo único que no recuerdo. Eso creo. – Agacho la cabeza.
- Muy bien joven, me retiraré para que pueda descansar. – Nos regala una sonrisa a los dos y se marcha. Yoon Gi se sienta en el sillón y me mira. Lo miro.
- ¿Qué ha pasado?
- Ya has oído al doctor, no te esfuerces en recordarlo. Además... creo que contra más tiempo pases sin recordarlo, será mejor. – Me mira con tristeza. – Pero lo que sí, es que cuando te recuperes, tendremos que huir. – Hace una mueca. Lo miro extrañado.
- ¿Huir? ¿A dónde? ¿Por qué?
- Todo a su tiempo, ¿vale? Ahora descansa.
ESTÁS LEYENDO
SAVE ME (YOONMIN)
Fanfiction- No te dejaré solo. - No sabes todo lo que puede llegar a hacer ¿Me has visto? ¿Has visto todo lo que me ha hecho? A ti también puede hacértelo. - Me da igual, no dejaré que te vuelva a tocar. Me arriesgaré todo lo posible con tal de protegerte.