Capítulo 20: Visiones.

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En la sala A1 Tortura C...

Ivanova se encuentra feliz sin saber porqué mientras empieza a martillar las uñas del que le había borrado la memoria.
Según sus pensamientos, quería dejarlo en paz justo cuando le quedaran pocos segundos de vida.
La muerte sería muy injusta para él sin antes torturarlo como en ningún libro está escrito.

Disfrutaba oyéndolo chillar y rogándole que parase cuando aún no le había quitado la primera uña, pero ya iban tres y para ella era bastante halagador.

-¡Para! ¡Para por favor!—y la cuarta uña salió disparada de raíz.—¡Ah! ¡Haré lo que quieras! ¡Lo que me pidas! ¡Por favor n..

-Ya lo estás haciendo.—y sus dientes brillaron por su grande sonrisa.

El antiguo torturador abrió los ojos como platos horrorizado por aquel rostro que no pensaba que su esposa llegaría a tener.
Pero estaba muy equivocado, porque le había borrado casi toda su memoria, y aquella ya no era su anterior esclavizada mujer.

Ivanova sonrió satisfecha cuando vio salir la quinta uña de su mano derecha.

-Unos minutos más y tendrás la manicura hecha.

Nuestro odiado y torturado hombre estaba empezando a temblar por el dolor que le había causado el plan que le había fallado.
Y se abofeteó mentalmente por no haber pensado en que su amante podría volverse una torturadora psicópata peor de lo que él era.
Solo le quedaba el último as bajo la manga que tenía que sacar antes de que su querida le destrozara también los brazos.

-Cariño...¿de verdad no me recuerdas? Soy yo, tu Amo.

Y lo que planeaba se hizo ver pero no como pensaba.
Ivanova empezó a reír demasiado fuerte, tan fuerte que sus ojos empezaron a tornarse rojos y lágrimas se deslizaban hasta las rodillas de lo que él se denominaba, su Amo.

-¿Qué tú eres qué? y volvió a reírse mientras que su mano perdía la paciencia y empezaba a martillear su mano izquierda.

-¡Ah! ¡Ah!—y conforme más alto chillaba más fuerte lo martilleaba.

Y los gritos cesaron de golpe aunque ella le seguía haciendo daño, mucho daño.

-¿Qué pasa? ¿Te la he roto tanto que ya no sientes nada? Subiré más arriba entonces..

Y lo que se avecinaba, ocurrió.

-Aquel policía debió haberte dejado encerrada en aquella jaula para que te pudrieras con tu propia mierda.

El martillo paró e Ivanova quedó petrificada mientras que lágrimas color carmesí mojaban desde su cuello hasta sus pies.
Una visión apareció.

...

-Buenos tardes, cielito. ¿Cómo va todo por ahí adentro? ¿Sigues viva?

Con 8 años de edad, Ivanova estaba tumbada entre los restos que quedaban de su hermano asesinado por ella.
Encerrada en una jaula en medio del comedor de su casa.
Quería fingir que estaba muerta para que así su madre la sacara y esta pudiese pillarle por sorpresa, y así acabar todo esto.

Pero el hedor que la carne de bebé putrefacta emanaba, no la soportaba.
Y aunque Ivanova mantenía la respiración, hizo por enésima vez la mueca de asco que hacía desde hace semanas.

-Mm.. conque me querías engañar, ¿eh? Tendremos que castigarte de nuevo.

Y sacó un cubo que emanaba un hedor peor que el que aún no lograba poder acostumbrarse.

BWF (Best War Friends) editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora