ROMEO DEBE MORIR

¿UN RASTRO DE MIGAS?

POV CHRISTIAN

Después de destruir el informe sobre Elliot y mi padre, compro un mapa de Seattle, y busco una ferretería. La más cercana es un Home Depot que está en un centro comercial, cercano al Sea-Tac. Me dirijo al sitio caminando y veo que todo está muy a mano en esta ciudad.

Sin tiempo que perder, entro y compro un paquete de bridas para cables, un taladro inalámbrico, juegos de llaves, una cerradura y herramientas de mecánica. Guardo mis compras después de pagarlas y salgo de prisa del complejo comercial para tomar un taxi y localizar el departamento de Elliot. Creo que echar un ojo en lo que era la vida de mi hermano, me ayudará a encontrar respuestas.

Al llegar a la salida sonrió al ver un taxi estacionarse junto al bordillo.

-Buenas tardes. ¿Podría llevarme a esta dirección? - le pregunto al conductor cuando lo veo salir del auto.

-Lo siento, estoy fuera de servicio. - me responde tajante.
-Es urgente, le pagaré el doble...- insisto.
-¿No escuchó? ¡Estoy fuera de servicio! - me replica malhumorado el tipo, es asiático...

Se retira dándome un empujón y se va hacia el interior del centro comercial. Para mi fortuna, veo que dejó el auto abierto, no puso seguros en las puertas y el volante.

Tuve que entrar a prisión para volverme un ladrón... Reflexiono rápidamente mientras tomo asiento en el lugar del conductor. Busco los cables bajo el volante y logro encender el auto.

Al incorporarme, veo que se abre la puerta trasera y sube un remolino de cabello castaño y que vuelve a colocarse una gorra.

-¡Hola! Conduce... ¡Ya!- me presiona la chica que se mira por el retrovisor y se acomoda la gorra y la capucha de su chaqueta.

Miro por el espejo y salen tres tipos, uno de ellos mira en nuestra dirección y la chica se oculta deslizándose en el asiento. Me arroja un billete y resopla.

-Por favor, solo conduce y sácame de aquí...

Miro el billete, cayó sobre el freno de mano y luego la miro a ella.

-Por favor...

Esa mirada... tiene unos hermosos ojos azules y ella también me mira con más atención de la debida. Es menuda, bajita, piernas largas, delgada, cabello castaño y piel pálida, su cara es delicada, de rasgos suaves. Muerde su labio y se nota nerviosa.

Me sacan de mi distracción los gritos desesperados de esos tipos y decido ayudar a esta chica. Acelero y salgo del estacionamiento, pero al manejar por años en autos ingleses, no me acomodo bien manejando de lado izquierdo y casi me estrello.

Mi acompañante se asusta y de inmediato se incorpora y se abrocha el cinturón de seguridad.

-¿Dónde aprendiste a conducir...? ¿Han?- me pregunta aterrada y después confundida.

¿De dónde coño se le ocurre que me llamo "Han"?

Veo el ID del conductor y veo la foto del tipo al que le robé el auto. Es chino. Se llama Han Sing. Lo siento, señor Sing... Pero necesitaba un auto.

Le respondo que aprendí en Londres. Nací en Detroit, pero después mi padre decidió que fuéramos a vivir a Londres para expandir la empresa familiar y de ahí, todo se salió de madre...