Capítulo Uno

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Unos meses antes de la guerra

En cima del cielo que cubría los cuatro reino un ave volaba, sus majestuosas alas surcaban aquellos infinitos lienzos azules demostrando su algo que no muchos tenían: libertad, desde su punto de vista podía apreciar los cuatro reinos que dominaban su universo, esos reinos que muchos animales temían puesto que cada uno era peligroso hasta para ellos mismos. En el norte; el reino licántropo de la diosa luna demostraban su lado animal de una manera exagerada, ellos como animales nunca se consideraban peligrosos aunque eso no abarcaba a los licántropos.

El sur; el reino de la oscuridad del dios muerte, en el que se sabia bien que: una vez que entrarás en el territorio de los vampiros jamás salias, aquellos que habían perdido su humanidad hace siglos no tenían piedad ni con una simple ardilla.

El este; el reino misterioso de la diosa mística, estos que presumían de ser los más inteligentes y poderosos destrozaban todo lo que no querían cerca, puesto que siempre que podían demostraban lo agresivos que eran.

El oeste; el reino de la perdición del dios tortura, el reino de los cazadores era lo más "normal" ya que al ser uno de los más peligroso y antiguos de todos, los seres humanos sabían muy bien cualquier táctica para controlar a cualquier bestia, no le temían a nada ya que todas esas bestias alguna vez fueron como ellos.

En la tierra una mujer corría en medio de un aguacero, su capa que alguna ves fue una de sus prendas mas finas estaba sucia por el barro, mojada por la lluvia y algo rota por el constante movimiento entre ese espeso bosque; su misión secreta estaba terminada y ella tenia que correr lo mas rápido que podía, su vida dependía de un hilo ya que tras ella se encontraban ellos. En su pecho ya no había aliento por tanto correr, pero tenia que salvar el secreto ese secreto que salvaría a todo su universo. Su cabello rojizo se pegaba a su rostro al igual que el barro y agua de lluvia mezclado con sudor, ser atrapada no era una opción como ellos lo pensaban, ella sabia muy bien moverse en ese lugar donde muchas veces pasaba escondida. Estaba escapando de los limites que separaba los cuatro reinos pero jamas pensó que al rodear el lago la seguirían, aunque tenia que despistarlos para poder alejarlos del punto ciego, ellos venían en caballo mientras ella corría, sabia que era como un maldito juego para ellos y aunque ellos miraban en la oscuridad su silueta, no le podían ver el rostro gracias a que su ropaje negro la camuflajeava con el bosque, estaba cerca del territorio de su reino cuando sintió como se le abalanzaban encima, era tarde.

Ahora solo le faltaba morir para saber que la visión se completaría. Era hora de que todo comenzara, que empezara el principio del fin.

El destino de su universo estaba en las manos de aquellos que tendría los cuatro dones, la diosa sol, el dios mar, el dios guerra y la diosa tiempo otorgarían sus dones aquellos con alma de guerrero, pues su visón lo decía, y ella se preparo para ese momento, el momento en que la profecía comenzara su camino.

Escrito en sangre esta

La vida y la muerte se enfrentaran

El poder en sus manos descansará

El destino del mundo en él estará

La batalla final empezara

Enemigos todos serán

Youngblood: Milenio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora