¿Estarás ahí, conmigo?

17K 976 758
                                    

Han pasado meses desde que comencé mi relación con Tweek Tweak; por un tiempo pensé que todo acabaría, después del interminable temor de Tweek por Corea del Norte, las constantes metidas de pata del señor Garrison, nuestra pelea  y corto rompimiento por escoger bandos contrarios en el asunto de nuestras series de Netflix, de súper héroes; pero todo salió bien, después de todo.

El pueblo nos apoyaba; el negocio de la familia Tweak iba mejorando, mi padre lo había aceptado, ¡vaya! Pero tuvo que llegar «él».

Bradley. Este chico llegó un día a la escuela primaria de South Park. Recuerdo que Butters había hablado de este sujeto con Cartman una vez: un chico que conoció cuando su padre pensaba que era bicurioso, lo mandaron a una escuela donde conoció a Bradley. Con el tiempo, Butters se dio cuenta que estaban más confundidos que antes de entrar a ese lugar, liberando a Bradley del suicidio y de más sospechas en su vida.

Ser bicurioso no era malo; era lo único que Bradley necesitaba saber y aceptó ser homosexual abiertamente. Lo triste es que, tantos años escuchando que era una abominación de Dios, que debía cambiar y ocultar sus sentimientos, al liberarse de sus ataduras lo hizo de manera radical y casi exagerada. Se volvió rebelde, vestía de cuero y de negro, golpeaba a cualquiera que se le interpusiera o se atreviera a burlarse de él.

En la escuela retaba a la maestra y a los más débiles; detestaba a Cartman (sobre todo por estar tanto tiempo con Butters), y trataba de apañar el tiempo completo de su antiguo amigo, por el cual había nacido un sentimiento en esos días.

Pensé que seguía con las mismas emociones...

Pero no, tuvo que conocerme en detención, por mostrarle el dedo medio al señor Mackey de nuevo, y él por decir vulgaridades en clase. Sin más comenzó una plática:

—Craig, ¿cierto? El pequeño Butters me ha hablado mucho de todos ustedes, pero tú me pareces interesante. ¿Conque los primeros niños gay de South Park? —soltó como si nada, yo ni siquiera lo miré, me limité a enseñarle el dedo medio, esperando que se callara de una buena vez, pero siguió hablando—. Un chico con problemas con la cafeína y el chico rebelde que no le importa nada una mierda... interesante combinación.

—¿Por qué no vas con Butters, que a él parece que le gusta juntarse con chicos estúpidos? Quizá se interese por lo que dices —contesté, esperando alguna reacción violenta, pero nunca llegó.

Bradley se quedó en silencio, viéndome con cara de imbécil durante dos minutos, dos largos minutos. Rio y se acomodó en su asiento. 

No quería admitirlo, pero sus ojos sin esa expresión amable que, según Butters, tenía, y esa chaqueta de cuero donde se asomaban unos cigarrillos en el bolsillo frontal, me intimidaban. Además, no llevaba una semana y ya había mandado a tres al hospital, incluido uno de sexto.

Sacó un cigarrillo y lo prendió, sin importarle que se metería en problemas y continuó:

—Eres rudo, Craig, es cierto lo que Butters cuenta... dime, ¿en serio, amas a tu Tweek?

Me levanté de un sopetón y por fin lo vi: me sostuvo la mirada con su cigarro en la boca, riendo burlonamente, mientras esperaba mi respuesta. Ni siquiera le inmutó mi reacción.

—Veo que toqué un punto débil. Será que tienes dudas aún.

—Di una palabra más y te juro que te parto la cara, imbécil.

Bradley se carcajeó y yo me acerqué, jalando su chaqueta por el cuello, dispuesto a aventarle un puñetazo. Él solo exhaló el humo y antes de que hablara, el señor Mackey apareció. 

Quizá fue una suerte, si hubiera tardado un segundo más quizá habría comenzado una pelea en la cual no estaba seguro de salir victorioso; pero, al menos ese infeliz no hubiera salido ileso.

Después de un regaño de una hora, dos semanas más de detención y amenazas de que nos alejáramos, me dispuse a regresar a mi casa. Pero un chico rubio estaba fuera de la escuela, sentado en una banca. Al verme me dirigió una amable sonrisa y me alcanzó.

—¡Craig! ¿Esta vez, cuánto tiempo estarás castigado? —me preguntó Tweek, jalándome de un brazo y un poco sonrojado—. Prometí beber siete tazas menos de café si tú dejabas de enseñar el dedo tantas veces a los adultos.

—Dos semanas... cariño.

—¿Es cierto lo que cuentan? ¿Te ibas a pelear con el chico nuevo? ¡Gah! ¡No puedes, Craig! ¡Es un animal! ¡No permitiré que toquen a mi novio! ¡Es demasiada presión!

—Tranquilo, Tweek. No pasó nada.

—¡Gah!

—¿Quieres que te acompañe a casa?

—Iré a ayudar en la cafetería hasta el cierre. Mejor ve a casa y descansa, te veré mañana en la escuela —respondió Tweek, echando a correr mientras se despedía con la mano de mí y me sonreía.

Correspondí a la sonrisa, aunque un poco forzado. Mientras caminaba pensaba en el hecho de mi enojo, y una pregunta resonaba en mi cabeza una y otra vez: «¿en serio, amas a tu Tweek?». Ni siquiera debía dudarlo... no debía... no.

Me odié por ese motivo; pero algo era cierto... ese Bradley había tocado una fibra sensible de mi ser. Y me formulé la pregunta una vez más, con mi propia voz: ¿amo a Tweek?

No fui capaz de responderme.

**********************

Bueno, aquí la primera parte del fic «Creek». Espero les guste y prometo continuarlo pronto, pronto. x3 Los veo en la segunda parte :D












Creek en un día cualquiera. South Park. Creek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora