¿Estarás ahí, conmigo? Onceava parte

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Narrado por Tweek

—¡Jesús! ¡Se me hace tarde! ¡Gah! —grité mientras corría a la escuela.

La noche anterior tuve pesadillas y se me dificultó dormir, ya que estaba seguro de haber visto a los gnomos en mi cuarto, robando los pocos calzoncillos que me quedaban y, además, creo que se robaron mi despertador, ya que no estaba, ¡y por eso se me hizo tarde!

Cuando estaba cerca de la entrada dejé de correr inmediatamente: la escuela estaba rodeada de patrullas, oficiales y adultos con uniformes azul claro. ¿Qué había pasado ahora? ¡Era demasiada presión! ¡La policía me ponía nervioso!

Entré a la escuela con paso rápido; tratando de pasar por alto a todos los adultos que hablaban con el director PC, el señor Mackey y otros profesores.

Suspiré casi aliviado cuando llegué al pasillo de los casilleros. Casi, porque Cartman llegó corriendo hacia Kenny, Stan y Kyle, gritando. Yo tuve un susto de muerte.

—¡Chicos, chicos! ¿Ya vieron a todos esos policías? —les dijo, saltando alegremente—. Creo que están buscando al marica de Bradley.

—Cartman, espero que no tengas nada que ver en esto —reprochó Kyle, viéndolo con el ceño fruncido.

—¿De qué hablas, judío? Parece que sabes mucho al respecto...

—No seas idiota, Cartman. Primero te parten tu culo gordo y, casualmente, llega la policía y el campamento donde Butters estuvo, para investigar a Bradley. Seguro buscaste la manera de vengarte con tus idiotas maneras de siempre. —Soltó Kyle.

Yo espiaba la conversación, fingiendo que rebuscaba algo en mi casillero. Cartman se quedó en silencio un minuto y gritó:

—¡Eres un maldito judío, Kyle! ¡Te odio! —y corrió en dirección opuesta—. ¡No querrás perderte esto, Kenny!

Stan, Kenny y Kyle se observaron un rato hasta que Kenny decidió seguir a Cartman. Esperé a que se adelantaran un poco y los seguí, quería enterarme en que lío estaba metido Bradley.

Llegamos a un lugar situado cerca de su casillero, donde podíamos perfectamente espiar sin que nos descubrieran; no me quedó opción, más que acercarme a Kenny y Cartman.

—¿Tweek? Esto va a estar bueno. Podrás recuperar a tu hombre —dijo Cartman, riendo por lo bajo.

Yo bufé, pero presté atención: Bradley se excusaba con un hombre mayor, perteneciente al campamento de chicos homosexuales, y con el oficial Barbrady, que agitaba un par de calzoncillos y un cuaderno.

—¿Entonces esto qué es, Bradley? —preguntaba el oficial, agitando los calzoncillos. Con cada movimiento, Cartman se carcajeaba—. Tienes calzoncillos tuyos en tu casillero y un par del pequeño Butters...

Yo observé de reojo a Butters, que sólo susurró: «salchichas» y Cartman rio con más ganas, ya le salían lágrimas de risa.

—No sé cómo llegó eso ahí, les juro que no sé nada —explicaba Bradley, mordiéndose los dedos de las manos.

—Y en tu diario dice que quieres infectar a todos los niñitos de la escuela con tu... enfermedad —decía de manera precavida el hombre perteneciente al campamento.

—¡Yo jamás escribí eso! ¡Y no tengo ninguna enfermedad! Alguien puso estas cosas en mi casillero y escribieron cosas raras.

—Estás en muchos problemas jovencito y necesitarás mejores excusas para salir de ésta —decía el oficial Barbrady—. Te llevaremos tras las rejas por violar al joven Butters e infectarlo, y después regresarás al campamento para que te quiten esas ideas enfermizas.

Creek en un día cualquiera. South Park. Creek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora