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El golpe del momento no es más que un simple dolor que desaparecerá en el tiempo. Una huella que se esfumará. Una sensación que se perderá. Una marca que se borrará.

Nada es eterno, a menos que lo quiera y acepte como un hecho.

Raspará sus dedos contra la madera hasta quedarse sin uñas, y llamará a aquella puerta hasta quedarse sin voz. No se rendirá tan fácil. Cuando quiere algo, hará todo lo posible para conseguirlo.

Es una maldición aquello, pero una que ya conquistó todos sus sentidos de los cuales se deja cegar sin remordimiento.

La voz se pierde en su propio eco, en la habitación vacía donde reposa su exagerada consciencia. El brillo llega a ser una terrible molestia, a pesar de que sus ojos cubre, dejándolo en una blanca cegera.

Guardar silencio no es complicado, pero soportarlo no es un caso parecido.

La claustrofobia puede ser algo hiriente, aunque en hacer sentir vivo nada ausente.

El dolor no es una pena, una pena es no sentirlo, porque eso ya significa que los sentidos ya están muertos.

Huellas invisibles que deja en el suelo donde pisa pueden ser pistas a una salida, lástima que nadie pueda verlas.

Las terroríficas escamas de sus párpados no son nada comparado con el miedo de sentir su piel perforada y el gusto de golpear las paredes hasta desangrarse.

No busca una cura, busca un pilar.

Uno que ya encontró.

Y es que la verdad es gentil e indecorosa.

- Quiero verte muerto. Sufriendo por extrañarte a ti y a tu jodida sonrisa.

Sonríe [TordTom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora