Nunca me imagine que me terminaría gustando. Era la excpeción a todo eso que dije que nunca haría. Todos tenemos nuestro intenso y privado apocalipsis.
Era media noche y yo estaba bajo los efectos del alcohol sentada al borde de la cama de un hotel chocando mi copa servida con vino junto a la de él, mi mejor Alejandro.
Me excita mucho... y ni si quiera me ha tocado...
La cabeza me daba vueltas y vueltas cuando sentí sus labios junto a los míos esa noche con sabor a vino en mi boca.
Se sentían dulces y apatecibles a mi paladar. Humedecí mis labios al despegarse de mi boca sin saber si mirarlo o no en esos momentos. Mi mente se conecto a desearlo salvajemente en esa cama toda la noche.
Sus dedos fríos se conectaron a mi cuerpo agarrandome por la cintura al ponerme de pie pegandome a la pared sintiendo el impacto en mi espalda descubierta.
Mi mirada se conecto a la suya cuando se inclino a buscar mis labios y a mordernos suavemente casi sin sentirlos en esos toques.
Deliraba...deriraba y deliraba sintiendo mi cuerpo caliente dejabo de mi braga al bajar despacio el zipper de mi traje negro dejandolo caer al suelo mientras se sentaba al borde de la cama a admirarme de pie frente a él a medio vestir.
Sus manos sujetaron mis bragas y las dejaron caer al suelo levantando mis piernas un poco para treparme encima de él. Una vez me trepo encima de él empiezo a desabotonarle los botones de su camisa y el broche de su pantalón ajustado. Sintiendo la curiosidad de lo que se escondía en el centro.
Me inclino para bajarle los pantalones y tirarlos al suelo de golpe. Quedandome curiosa al ver ese centro como se elevaba duro como un tronco.
Lo miro y me inclino para bajarle su ropa interior unos boxers negros calvin klein ajustados.
Y es cuando lo observo en vivo y a todo esplendor frente a mis ojos. Se acomodo en la cama mientras yo me sujetaba el cabello para introducirlo en mi boca. Quería saber como era saborear a ese hombre que tenía desnudo en aquella habitación de hotel sin pensar que era una futura mujer casada y él ya lo era.
Nada malo pasaría si por una noche lo dejo entrar dentro de mi olvidandome que es mi amigo, que me casare mañana y todas esas morales sociales. Aquí solo importaba que yo quería probar algo que no fuera mi futuro esposo. Y si era una perra maldita que quería jugar con ese demonio y hacer todas las posiciones posibles e imposibles en aquella cama.
Estabamos solos. Nadie sabía que estabamos juntos pasados de copas en un hotel a media noche yo encima de él y él admirandome desnuda. No tenía nada de malo ser amantes sin memoria esa única noche donde jugabamos a portarnos mal.
Él se acomodo encima de mi y me introdujo su centro dentro de mi y yo solo suspire al sentirlo moviendose y acomodandose dentro de mi. No me atrevía gemir porque por momentos eso me apenaba por lo que me aferre mis manos a las sábanas y agache la cabeza hacia atrás cerrando los ojos para dejarme llevar por ese domador.
Me incline de espaldas hacia él en la cama con las piernas abiertas sintiendo en esa parte sensitiva como dolía ante el tamaño de su centro.
Era como renacer viejos tiempos de la universidad donde nos comíamos libremente. No se le habían olvidado los detalles de como me gustaba en la cama. Ni la manera en la que era mi cuerpo sin ropa puesta.
Cada parte la sabía como si fuera un escultor y yo su obra de arte retomada. Fuego y hielo se hacian presentes entre los dos.
Dos polos opuestos calentandose y enfriandose a la media noche balanceandose y moviendose para generar placer el uno del otro.
Un rato el encima otro rato yo encima nada más placentero para una despedida de soltera.
A la vez que terminamos nos vestimos y salimos cada cual por nuestra cuenta como de costumbre yo primero y el media hora después.
Regrese a mi apartamento me di un baño y me acoste a dormir cálidamente en mi cama esa última noche siendo soltera. Mi pequeño deseo antes de casarme se había vuelto realidad que ya tener una vida de casada no vendría mal para esto de aparentar una compañia a la sociedad.
ESTÁS LEYENDO
Amantes sin memoria
RomanceÉl no era mío ni yo era suya lo nuestro era temporal. Buscarnos y encontrarnos era nuestro Karma.