22 de Diciembre de 2016
Querido diario, por fin estamos de vacaciones de Navidad, respecto al tema académico, las notas no fueron expectaculares, pero tampoco desastrosas.
Flashback
No sé ni como ni cuando decidí entrar por la puerta acristalada del gimnasio, ni de donde había sacado fuerzas para escapar de mi casa en pleno día con una excusa penosa.
Pero allí estaba yo, desorientado y sin saber a donde ir.
Intenté recordar las instrucciones que me había dado Aiden y me dirigí a una sala apartada.
No necesité cambiarme en los vestuarios, es algo que había meditado mucho antes de salir y decidí cambiarme en casa, no me sentiría cómodo haciéndolo en frente de todos.
Recorrí un enorme pasillo de colores apagados hasta llegar a una puerta que emanaba una tenue luz amarillenta.
La abrí sin pensarlo dos veces y me encontré con el que sería mi futuro profesor de boxeo. Un Aiden sudoroso estaba ensañándose con un saco colgado del techo.
Al verme dejó el saco y se aproximó para saludarme.
Me abrazó con su torso al descubierto y empapado y no supe hacer otra cosa que quedarme quieto, inmóvil, sin poder reaccionar ante su roce.
Cuando se hubo separado, me lanzó unas vendas y unos guantes de boxeo.
—Para empezar te enseñaré la posición básica, como cubrirte y como golpear sin riesgo de debilitar tu defensa—su voz sonaba cansada, como si llevase mucho tiempo entrenando, pero su sonrisa socarrona seguía cosida a su boca y no parecía querer marcharse de ahí—pero antes, quiero ver tu nivel, ven a por mí—y esos ojos tan bellos como el océano se llenaron de vitalidad al verme contorsionar mi rostro—golpéame, como si fuese el primer día que nos conocimos, estoy seguro de que recuerdas nuestra conversación en los baños.
Más que enfadarme, sus palabras solo consiguieron que el miedo que en un principio había tenido hacia Aiden, se apoderase de mí.
Él siguió provocándome y yo apretaba mis puños aún sin vendar, clavándome las uñas en las palmas para no llorar.
Hasta que dijo esa frase.
—Después de todo, solo eres Ashley, la niña indefensa y llorona que quiere jugar a ser un chico.
No sé como lo hice, pero antes de darme cuenta siquiera, mi puño desprotegido había impactado contra su rostro de porcelana, haciendo que de su boca y nariz brotase un líquido carmesí.
En ese instante me invadió el pánico.
Permanecimos en silencio unos segundos, que a mi parecer fueron siglos, hasta que Aiden profirió una sonora carcajada.
Me miraba mientras se palpaba la sangre y sonreía sin razón.
Su dentadura de cuarzo estaba ahora recubierta de sangre haciéndolo ver macabro y su risa ahogada solo conseguía acobardarme más, temiendo tener frente a mí un sádico sin escrúpulos.
—Si me hubieses pegado así el primer día, ten por seguro que no te habría vuelto a molestar. Buen gancho de derecha—y volvió en sus ojos la chispa cálida que hacía que yo cobrase fuerzas al verle.
Para mi alvio pasamos el resto de la tarde practicando y riendo mientras que un fuego inextinguible se apoderaba de mi pecho y mejillas cada vez que Aiden me dedicaba una de sus radiantes sonrisas adornadas de sinceridad.
Fin del flashback
Al volver a casa mis padres ni siquiera preguntaron donde había estado o que había hecho.
Mejor así.
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Querido Diario, Soy Transexual
Novela JuvenilQuerido diario, soy transexual Y... Estoy orgulloso. °•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°• Este libro está hecho a partir de pequeñas anotaciones que un chico transexual de 16 años escribe en su diario a lo largo de un año de su vi...