Mordí cada una de mis uñas esperando no haberme equivocado con mi decisión tan predecible, sí, no pude negarme ¿Y? Todos los días cometía una infinidad de jodidos errores. Aunque este tiene la apariencia de ser letalmente estúpido.
—Toma asiento —instó con calma. Lo hago en un Puf de cuero marrón, detallando su cuarto. Extremadamente limpio, para mi sorpresa. Esto no es propio de alguien de su edad; piso de mármol recién encerado, colores neutros y ninguna afición como un póster de una banda o no sé... ¿Bolsas de droga o revistas porno? Parece todo calculado para no llamar la atención. A mí no me engaña.
—Habla, mi tiempo es valioso hombrecito.
Rió en burla. Asintiendo levemente, empezó a caminar de un lado al otro.
—Imagino que siendo una chica no tonta —comenzó de la peor forma—. Sabrás qué toda familia tiene secretos.
Rodé mis ojos.
—Al grano, princesita.
Sonrió de oreja a oreja.
—La tuya no es la excepción; no puedes confiar en ellos. Al menos en tu madre —alegó cruzando sus fornidos brazos.
— ¿Quién te crees que eres para decirme tal idiotez? Me dio la vida, no podría hacer eso.
Ella era complicadísima y nuestra convivencia estaba en un punto crítico, no obstante era mi madre.
Pasó sus manos por su cabello, midiendo algo.
—No quiero que te alejes, los amas muchísimo. Pero sí que no te sorprendas cuando recibas el gran golpe.
Renegué.
— ¿Gran golpe? Sigue fumando cannabis y acabarás siendo un hippie en el sanatorio.
Se había acercado más, un aura de peligro lo rodeaba y a pesar de lo mucho que esto me intimidaba no pensaba dar mi brazo a torcer. Si él era duro, yo lo era más. Apreté mis puños.
—No podrías ser gentil ni aunque te patearan el culo y luego acudas a mí para acabar diciendo te lo dije.
Whoa. Estaba enfadado. ¡Ahora sí nos entendíamos! Era mi turno de sonreír victoriosa. Sus verdes ojos relucieron con la luz que se filtraba a través de los ventanales.
—Exacto. No necesito protectores, tan solo mírame. Estoy bien cuerda, sana y no soy perfecta como tus hermanas pero...
Enarcó sus cejas incrédulo, interrumpiéndome.
—Esas jodidas diablas no son perfectas —profirió eufórico—. Me hacen la vida cuadritos. ¡Y mi madre quiere tener más hijos! Sin duda, me lanzaría del primer barranco que encuentre si otra persona vive en esta casa, aunque no funcione...
Regreso a la realidad. No debía compartir su vida conmigo.
—Ok, basta —lo contuve, levantándome para ir al punto. Había estado dando tantos rodeos y no lo había notado por observar cada ligero movimiento de su cuerpo—. Dime lo que necesito saber y te daré las respuestas que sé que quieres, a su tiempo.
Aplaudió con suavidad.
—Eso sí es un negocio —reconoció, guiñándome un ojo. Sentí su respiración demasiado cerca, para la suerte del temblor en mis piernas él marcó su distancia yendo hacia un ventanal. Estaba contemplando la infinidad del bosque, cuando habló su aliento quedó atrapado en el cristal. Sus irises perpetrando en los míos mediante su reflejo.
—Eres distinta y por eso necesitas tener cuidado. North Bend es una ciudad pequeña y eso te convierte en un blanco fácil.
— ¿Para quién?
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El Hilo Irrompible © ~EDITANDO~
FantasyPortada by. @Mayra_Tegue @CreaturesForest Ella tenía todo lo que quería, ¿eso existía realmente? Pronto los sucesos en su pueblo dan un giro abismal y descubre que había estado viviendo una farsa, rodeada de muchos secretos guardados por las persona...