—Toma mi mano, Seok-ssi. —Le sonrió, como siempre lo solía hacer.
Él asintió, tomando su mano, entrelazando sus dedos. Seung sonrió aún más, caminando a su lado alegremente.
—¿Cuando nos casaremos? —Preguntó tímidamente, SeokMin rió negando con su cabeza de un lado a otro.
—No sé si podamos hacer eso. —Contestó haciendo que la sonrisa deslumbrante del menor desapareciera. —Sabes como es la sociedad, quizás nos vean como unos bichos raros. —Su mirada se posó en SeungKwan. —Pero haré lo posible para que eso que tanto queremos los dos se haga por fin realidad.
El pequeño miró a su novio.
—¿No estás mintiendo? —Paró en seco, haciendo que Seok se sintiera más nervioso.
No era tan fácil hablar sobre ese tema en medio de la calle.
—¿Cuando te he mentido, tonto? —Tomó su nariz, apretujándola con suavidad.
—¿Prometes que algún día nos casaremos? —Dijo este haciendo a un lado la mano de su novio. Sus ojos brillaban como nunca antes.
SeokMin se sonrojó, pero asintió alegremente.
Él también quería estar junto a su hermoso y cariñoso novio, quería que tuvieran una linda y tranquila vida juntos.
Quizás con cinco o seis gatos en su futura casa y unos dos o tres niños corriendo por allí.
—Lo prometo. —Sonrió con ternura. —Pero tu también debes prometer que pase lo que pase siempre estaremos el uno para el otro.
El menor lo abrazó escondiendo su rostro en el cuello de su novio, estaba tan feliz.
—Lo prometo, Seok-ssi. —Le susurró. el mayor sonrió nuevamente, correspondiendo su abrazo.
La gente que pasaba cerca de ellos, los miraban con ternura, pero otros los miraban con desagrado y desaprovación
A ninguno le importó esto, solo siguieron allí, abrazados.
Se sentían bien juntos, ¿por qué parar por un par de gente que no sabe de nada?
—Bien, vayamos a el restaurante. —Dijo el mayor. el menor asintió, separándose de él.
—Sí. —Canturreó.
Siguiendo su camino, nuevamente sus manos se entrelazaron con firmeza.
—Hoy pagas tu, Seung-ah. —Susurró mirándole por el rabillo se su ojo.
—¿Qué? —Chilló. —Pero si la semana pasada lo hice. —Seok rió. —No te rías, tonto.
—Hace tres días atrás pagué la cena y el desayuno en el hotel, ahora es tu turno. —Se encongió de hombros, el menor hizo un pequeño puchero llenando de ternura a su novio.
—Está bien. —Respondió enojado. —Pero mañana pagaras tu. —Seok asintió.
—Con tal de que no sigas enojado por esto, haré lo que tu quieras, llorón. —Sonrió.
Seung cambió su ánimo nuevamente para tomarle de su brazo y caminar a su lado como su fueran dos chicos recién casados.
—Te amo, Seok-ssi.
—Y yo a ti. —Le miró dándole una hermosa sonrisa. —No sabes cuanto te amo, enano.
Seung rió, seguido de Seok.
