Prólogo

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La escena comienza en una gran sala apenas iluminada por una gran cantidad de pantallas colocadas al fondo de la pared. Todo tipo de televisores antiguos y modernos conectados a todo tipo de videoconsolas esparcidas por el suelo, máquinas de arcade y frente a ellas toda una variedad de consolas portátiles.
En cada pantalla se podía observar un videojuego distinto.

Un oso de peluche se encontraba frente a las pantallas con una Gameboy entre sus manos.
- Oye, oye. Mira eso.

Esperen. ¿El peluche habló?
- Tantos héroes, personas valientes que arriesgan su propia vida a cambio de salvar otras y que crean esperanza en aquellas personas a las que protegen. ¡Simplemente repugnante! ¿Qué emoción tiene la vida sin sentir esa sensación única que crea la desesperación a la muerte? Esa sensación de éxtasis que solo se vive en su plenitud una vez en la vida.

- Apupupupuh. ¿No sería maravilloso...- El oso alzó la mirada y una por una cada consola empezaron a mostrar la pantalla de Game Over de sus respectivos juegos.- ...que la desesperación acabara con la esperanza de la humanidad? ¿Y que sin esperanza la desesperación consumiera el alma de cada ser vivo de este odioso universo?

Se levantó con la Gameboy aún en sus manos dándose la vuelta para mirar de frente al hombre con el que hablaba, que se encontraba maniatado en una silla.

- Se lo advertimos pero ignoraron nuestra advertencia. No sigan con la idea de la institución.- Dijo señalando un periódico que había frente a la persona atada.- Pero decidieron ignorarnos. Incluso cuando pusimos un ejemplo práctico de lo que pasaría si continuaban rompiendo las reglas.

Todas las pantallas dejaron de mostrar sus respectivos Game Over y cambiaron a la vez, mostrando entre todas la imagen de un hombre claramente muerto, tumbado sobre un charco de su propia sangre con heridas que dejaban claro que habían sido ejercidas por otra persona.
- ¿No es hermoso? Incluso yo pude sentir su desesperación cuando lo vi grabado y eso que no tuve la suerte de estar delante durante su ejecución.

El hombre agachó la cabeza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas al reconocer a la persona que mostraba aquellas imágenes.

- Así que me temo para usted que su desobediencia hacia las normas por querer hacer realidad la idea de ese hombre debe tener un castigo. ¿No lo cree así, míster Miyamoto?- Le miró directamente pero él seguía con la cabeza agachada y sin contestar.

- ¿No me contesta? Parece que el oso le ha comido la lengua.- Y empezó a reír como un loco por su propio juego de palabras.

- Tranquilo, le prometo que cualquiera que haya colaborado en el proyecto también se llevará su castigo. ¡Será una ayuda para llevar la desesperación a todo el universo! Pero por el momento...

He preparado un castigo verdaderamente prodigioso especialmente para ti.

Así que vamos a dar todo lo que tenemos.

¡Es la hora del castigo!

[Monokuma pulsó el botón de un mando que había en medio de la sala iniciando el castigo.

El suelo bajo sus pies se abrió en una trampilla, cayendo dentro de una nave espacial que cerró todas sus compuertas una vez dentro. Un silencio se hizo presente hasta que una pantalla mostró la siguiente palabra.

Inicio.

Los motores laterales se encendieron, la nave comenzó lentamente el ascenso hasta que el motor central se encendió disparando la nave hacia la estratosfera rompiendo la barrera del sonido.

Por la dirección parecía dirigirse directamente hacia el sol, pero se detuvo aunque no lo suficientemente lejos como para que la nave no se empezase a recalentar provocando una molestia en el tripulante al que se sumaba la poca cantidad de oxígeno.

Una extraña música empezó a sonar, pero por el tono dejaba claro que lo peor aún estaba a punto de empezar.

El motor de la nave se encendió de nuevo pero el rumbo se desvió ligeramente haciendo que la nave comenzase a orbitar alrededor del sol a una gran velocidad, recalentándose cada vez más, hasta que cambió de nuevo el rumbo regresando a la Tierra.
La nave se estrelló explotando en el acto debido a la altísima temperatura que había alcanzado antes del choque.

Cuando la gran nube de humo que se había formado se desperdigó se podía ver que la nave se había derretido y desintegrado con la persona que se encontraba dentro, no quedando nada de ella más que polvo y un par de escombros pertenecientes a la nave que descansaban en el fondo del cráter que dejó al golpear.

Monokuma riéndose​ dejó caer la gameboy al suelo mostrando la última pantalla de Game Over en el videojuego Super Mario World, antes de que todas las luces se apagaran.]

Danganronpa Killing The Last hope (Nintendo version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora