- Entonces, mi Lord, ¿cree usted correcto el que vayamos a liberar a los Mortífagos encerrados en Azkaban? En estos momentos están mentalmente desequilibrados y muy-- las palabras de Lucius Malfoy se cortaron cuando una lechuza, blanca como la nieve, ingreso sin problemas en la estancia... bajo tierra... sin ventanas... rodeada de protecciones y trampas...
A Voldemort comenzaba a preocuparle aquel maldito animal.
Sin embargo, juro matarlo cando el animalucho se posó en su cabeza... ¡EN SU PERFECTA Y HERMOSA CABEZA! No podía creer tal acto grosero.
La bola de plumas dejo caer una carta en su cara y se fue sin mas, sin espera de una respuesta y esquivando alegremente las maldiciones y los conjuros que Voldemort le mandaba.
Querido señor Lord Voldemort.
¿Es usted católico? - siempre creí que usted sería ateo, uno de esos fanáticos bastante desagradables, quienes llevan sus creencias al extremo enfermizo, y vaya que estaba en lo cierto - ¿Cree usted en la idolatría? - creo que eso es bastante obvio viéndolo - ¿Es acaso su grotesca imagen y forma de serpiente una alabanza al símbolo de Slytherin? ¿No cree que ha llevado muy lejos ya su fanatismo hacia su casa de Hogwarts? Sinceramente, yo creo que si, después de todo, solo usted podría encontrar que una forma serpentina y pálida es digna de un Lord oscuro, pero ¿Quien soy yo para juzgar a los demás?
En fin, encuentro su estado físico un problema, teniendo en cuenta que le ha costado horrores subir esa colina la noche anterior. Debo decir que su condición física es peor que la de mi primo Dursley y eso ya es bastante lamentable.
Sin nada mas que agregar excepto unas recetas saludables que vienen como bono detrás de esta misiva, y deseando que comience a cuidar de su salud, me despido diciéndole que su cabeza calva y blanca me recuerda mucho a un muggle muerto que vi el otro día, su trasero tenía el mismo tono de palidez.
Atte: Harry Potter, eterna ironía viva de sus fracasos.
