21. No me dejes sola

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Habían pasado un par de semanas desde la última vez que lloró

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Habían pasado un par de semanas desde la última vez que lloró. Sabía que tenía que permitirse sentir, pero no quería que se le fuera de control.

Por otra parte, se sentía aliviada de poder darle forma a las palabras que antes no sabía cómo sacar.

Hizo el viaje de vuelta mirando por la ventanilla. No quiso dormir para no perderse la vista del paisaje transformándose. Sus tíos pagaron el peaje cuando el vasto verde de los árboles se convertía en el gris de los edificios, y la tierra se transformaba en asfalto. ¿Ella también se traería un cambio consigo misma?

Sintió nervios y un poco de miedo cuando reconoció las calles cercanas a su casa. Y cuando estuvo en la entrada, no encontró valor para salir del auto.

Iván la esperaba sentado con su traje negro sin la chaqueta. Una rosa roja reposaba en sus piernas.

Lilian supuso que había faltado al trabajo por ella.

—¡Al fin en casa! — Su tío exclamó seguido de un hondo suspiro al estacionar el auto.

Después de unos segundos, sintió a su corazón comprimirse mientras Iván se acercaba a ella. Le asustaba lo que vendría, lo había ignorado tanto tiempo y ahora debía enfrentarlo.

Viendo llegar a su hermano, inhalo y exhaló para eliminar los nervios. Tenía muchas ganas de abrazarlo, pero también quería darle un golpe, y otro a ella misma.

—¿Qué tal el viaje? —dijo él extendiendo los brazos, esperando que ella correspondiera al abrazo, pero Lilian se quedó en su lugar. Sólo le devolvió una media sonrisa.

—Yo llevaré tu maleta —le dijo Lisandro mientras abría la cajuela.

Edith bajó con Lucy en los brazos y Lilian aprovechó en salir de la dirección de Iván para que pudieran pasar.

—Déjala en la sala —respondió y volvió a centrarse en su hermano—. ¿Podemos ir ahora al cementerio?

Sus tíos habían acordado almorzar en casa e iban a descansar la tarde ahí antes de la cena. No quería reencontrarse con su madre mientras todos ellos estaban reunidos. Eso volvería las cosas incómodas.

De ser posible, quería hablar con Elena a solas.

—Si es por mamá, ella todavía no volvió del trabajo.

—Entonces mejor así. No quiero que sienta que la estoy evitando. Además, tengo que ir al cementerio antes de cambiar de opinión.

—Entiendo. Si eso quieres, espera aquí. —Iván le entregó la rosa—. En un segundo sacaré el auto.

Asintió con la cabeza. No hacía falta que Lilian se cambiara porque se había puesto un vestido negro ajustado a la cintura y unos zapatos de taco bajo antes de salir de Enlapper.

Mientras lo perdió de vista, aprovechó para espiar por la ventana a su padre. Tenía que poner sus pensamientos en orden, debía disculparse, debía contar algunas cosas que no se animaba aún y, sobre todo, debía prepararse para la cena de la noche.

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⏰ Última actualización: Mar 13 ⏰

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El silencio de las Mariposas | GL | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora