❥ 03 ●

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Taehyung abrió los ojos y observó el lugar en el que estaba, un hospital, miró dónde llevaba el cable en su muñeca, le estaban dando esos líquidos que se veían en las películas. Se sentía mejor que antes, más fuerte. Estaba solo en la habitación.

Podía recordar lo que había pasado, había acompañado a su madre al vivero y al parecer se había desmayado o algo así, tampoco sabía mucho. No sabía quién lo había traído, si su madre u otra persona, intentó sentarse con poca fuerza pero algo lo detuvo, tenía vendado el torso.

Justo para ese momento alguien entró por la puerta, el chico Jeon -Ah...despertaste- Las mejillas del menor se tiñeron de un notable rojo. Jeon ocultó sus ganas de sonreír ante aquella reacción y avanzó hacia el castaño -Te desmayaste y te trajimos aquí...¿Te sabes el teléfono de tu mamá?

Fuera de la habitación, Jeon y Kim habían planeado averiguar si Taehyung estaba así por anorexia o por otra razón que él no decidía -¡No la llamen!- Pidió asustado el menor, no sabía lo que sucedería si se enteraba de todo lo que había pasado -¿E-Ella d-dón-de está?- Preguntó bajito, apenado de haber gritado.

Jungkook no sintió enojo, sólo preocupación -¿Ella dónde está a esta hora? Son las...- Chequeó en su reloj -Las dos de la tarde.

-Ella está en el trabajo...y a las cuatro y media llega a casa...- Explicó Taehyung. Jungkook asintió y llegó a estar al lado del menor.

-Hoy es tu cumpleaños- Confesó el pelinegro.

-Ya lo sé.

-¿Y por qué no haces nada?

-P-Pues...n-no sé- Se encogió de hombros, nadie iba a hacer nada, él no podía -¿Que hago?

-Vamos a algún lado- Jungkook sonrió y tomó el cuerpo del menor, cargándolo con cuidado.

-¿Eh?- Taehyung se extrañó, ni siquiera se conocían mucho -Pero ni nos conocemos...

-Eso lo haremos en el camino- Murmuró confiado el mayor y llevó la delicada anatomía fuera de la habitación, llegaron a la sala de espera y simplemente se despidieron, el hospital era público, por lo que no debían pagar nada.

Jungkook no quería arruinar tanto el día del castaño con preguntas como por qué tenía rota una costilla o por qué estaba tan lastimado y delgado -¿Dónde quieres ir?- Preguntó ya fuera del hospital.

Taehyung, increíblemente pensaba lo mismo que el mayor, con el tiempo había aprendido que cualquier lugar era mejor que su casa, y más en esos momentos -Hmm...no...no sé- También sabía que no tenía ni un billete, no quería hacer que el chico gastara.

-Hay un centro comercial cerca de aquí, vamos a dar una vuelta- Explicó con una sonrisa -Yo soy Jeon Jungkook- Se presentó -Tengo diecinueve años- Comenzaron a caminar hacia el lugar.

-Yo soy Kim Taehyung...y tengo catorce años...- Habló bajito el menor.

-Corrección, quince- Jungkook rió y Taehyung también lo hizo, en menos de lo que creyeron llegaron al centro comercial.

Entraron y el castaño miró todo maravillado, las decoraciones de navidad aún no habían sido removidas entonces el lugar, para la primera visita de Kim, se veía muy hermoso. Guirnaldas de frondosas hojas de pino y muñecos de nieve falsos abundaban, estrellas colgando desde el techo y bastones de caramelo gigantes también.

Jungkook lo observaba desde cerca, y en ese momento la vio. Fue bastante imprudente y lo tomó desprevenido, pero la sonrisa rectangular del menor opacó a todo el shopping entero.

Era contagiosa, por lo que Jeon sonrió de igual forma -No quiero que te pierdas- Explicó, el lugar era muy grande y había muchas cosas llamativas, por lo que el pelinegro rodeó la espalda hasta llegar al hombro derecho del menor, en un medio abrazo para mantenerlo cerca.

El pequeño sintió el mismo picor en sus pómulos de antes. A Taehyung le gustaban los hombres, eso lo tenía claro desde los trece años. Nunca se lo había dicho a su madre, en realidad a nadie. El secreto permanecía latente y creciente en su pecho.

Caminaron por bastante tiempo y observaron varias vidrieras de ropa -Deberías probarte esa- Dijo Kook mientras señalaba una camiseta de mangas largas, rosa pastel con rayas blancas, Taehyung la había visto por mucho tiempo y Jungkook lo había notado. 

-P-Pero e-es rosa...- Tartamudeó con las mejillas rojas, había sido atrapado.

-¿Y? Seguro que te quedará bonita, vamos, por tu cumpleaños- El mayor agitó el cuerpo del castaño -Va a probarse esta- Señaló mientras lo empujaba suavemente hacia los probadores y Taehyung, sumiso aceptó.

Tímido se sacó la camiseta naranja y se puso la rosa, se vio en el espejo y no pudo considerar que le quedaba bonita, era rosa, se repetía -¿Cómo te queda?- Preguntó desde fuera Jungkook, el castaño no contestaba, por lo que Jeon simplemente lo jaló para que saliera -Wow.

Le quedaba muy bonita, Taehyung intentaba cubrirse tímido -¡Te queda genial!- Exclamó el pelinegro y el castaño negó frenéticamente -Nos la llevamos- Le dijo a la chica de la tienda y Kim quedó en silencio, abrumado.

Fue al probador a quitársela y ponerse la naranja. Salió y fue directo a guardar al perchero la camiseta, pero Jungkook lo notó y se la quitó para ir a pagarla.

El castaño quedó afuera y el pelinegro salió con la bolsita -Toma- Le dio amablemente y aunque  el menor negó la bolsita quedó en sus manos -Ahora vamos a comer- Taehyung asintió con una sonrisita agradecida y llegaron a un local de todo tipo de comidas.

Taehyung sin vergüenza eligió carne con papas y Jungkook lo mismo, ambos se sentaron y el pelinegro observó a su menor comer muy gustoso. Si comía con tal felicidad y deseo ¿Por qué estaba tan delgado?

-Gracias por la comida- Agradeció contento el menor y Jeon le limpió la boca con una servilleta, ambos habían comido todo el plato, así, partieron.

Pararon un taxi y Taehyung dio su dirección, no tardaron en llegar entre risas y cálidas bromas a la casa, su madre ya había vuelto, su auto estaba allí, las plantas y los árboles estaban plantados en el césped.

-Gracias por todo Jungkookie- Usó el apodo que había pensado, el nombrado negó con la cabeza, había pasado muy bien la tarde y ya estaba anocheciendo.

-No fue nada, un chico tan bueno como tú se merece más Taehyungie- Kook acarició la mejilla de su menor y lo observó, se veía hermoso.

Sus mejillas estaban un poco, sólo un poco más abultadas, una sonrisa rectangular surcaba sus labios y la nostalgia se posaba en su brillosa mirada, la luna lo iluminaba desde atrás, dándole un aspecto elegante, y sus dos manos, sosteniendo la bolsa, le daban esa pizca de humildad e inocencia.

-Adiós- Se despidió con tristeza y volvió a entrar en el taxi, seguramente ya no se verían más, no habían intercambiado números ni nada parecido.

-Adiós- Kim agitó su mano y con la llave de su bolsillo entró a su hogar. Corrió hacia su cuarto para guardar la ropa en el armario, para que su madre no la notara.

Luego salió de su 'refugio' para ver a los ojos a su madre, que se estaba poniendo de pie.

Y esa noche, nuevas marcas adornaron la piel del castaño.

「 baja presión 」 kookv  · ✦.Where stories live. Discover now