Debido a un periodo vacacional, lo que fueron quince bellos días hubo estado fuera de su oficina. Ahora que volvía, una linda mujercita uniformada idéntica a un guardia de seguridad que se hizo de una cobreada perilla, al girarla y abrir la puerta, a sus delicadas fosas nasales llegó un olor un tantito desagradable. En sí, olía a humedad. Esa que se hace de un lugar que no ha sido visitado. El suyo se mantuvo bajo llave justamente el tiempo que duró su ausencia; y para orearlo un poco, aún con una mochila en el hombro, la ocupante se dirigió a una abarrotada ventana para deslizar su cristal y sentir el fresco aire que corría afuera, donde y sobre una plataforma de concreto, había un grupo de hombres vestidos de blanco ejercitándose.
Los que vestían similar a la guardia, en su mayoría se mantenían armados y vigilantes, en lo que otro push-ups ordenó a hacer a los internos y ella, la espectadora, se giró para ir a colgar en un perchero, no sólo su mochila sino una gruesa chaqueta y una gorra que completaba su vestimenta.
Sus cabellos luciendo lacios, todos juntos en la nuca y atados en un chongo, por sus manos fueron peinados, escuchándose al caminar hacia su escritorio: el ruido de sus negras botas de casquillo y el timbre de un teléfono.
Para atenderlo la guardia se detuvo; y conforme abría un cajón...
– No te llamé antes porque vengo llegando.
– ¿Y qué te entretuvo? – se le preguntó detrás de la línea; – si tienes más de dos horas que saliste de casa.
– Neil, recuerda que antes de venir aquí, debo reportarme primero con mis superiores. No eres el único hombre en mi vida, corazón.
– Eso quiere decir... ¿que llegaron más internos?
– Precisamente eso es lo que estoy viendo – al posar de nuevo su mirada hacia la ventana.
– ¿Y son muchos? – se quiso saber.
– Calculo unos veinte internos.
– ¡¿Tantos?! – sorpresa se escuchó del otro lado; y del de ella...
– Si me dejaras trabajar, ya me hubiera enterado con exactitud.
– Bueno. Está bien. Pero promete que tendrás cuidado.
– Por supuesto, mi amorcito.
– No sabes el gusto que me daría que en verdad lo fuera.
– Claro. Lo malo que a tu padre se le ocurrió hacerme tu media hermana. Y como tal...
Alguien se acomodaría:
– Es tu obligación ir conmigo a mi próxima revisión médica.
– Lo sé, cariño. Sin embargo, no lo creo. Por una semana no me moveré de aquí.
– Y aunque yo quisiera... tampoco podré.
– Neil, por favor, no empieces con los chantajes –; un accidente a lado de ella lo hubo dejado con media parálisis.
– Está bien. ¿Podré llamarte durante las siguientes noches?
– Yo lo iré haciendo, dependiendo del tiempo libre que tenga.
– Bueno – se expresó con resignación. – Hasta luego entonces.
– Adiós, Neil – quien rápidamente escucharía una línea muerta. Y así como ella, dejaría la bocina en su lugar para ir a otro.
Un sillón color beige yacía recargado en la pared y mirando hacia la misma. Para ocupar su asiento, la mujer lo giró. Consiguientemente se sentó. Y ayudada con sus pies se acercó hasta el escritorio donde colocó sus codos, se llevó las manos al rostro y, cubriéndolo se mantuvo por segundos.
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Desintoxicado por ti
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. Historia corta del tipo universo alterno escrita y publicada en Mayo, 2016. Algo lo hizo caer en un centro de rehabilitación, siendo ella su custodia...