Taemin se despertó a la mañana siguiente con el sonido de la lluvia y la sensación de que había estado dando vueltas toda la noche sin llegar a conciliar un sueño profundo. El cielo gris y la humedad daban a las calles un aspecto radicalmente opuesto al del cálido y soleado día anterior. Reflejaban el cambio que una vida puede dar en tan solo veinticuatro horas. El día anterior estaba contento, tenía la seguridad de un buen trabajo con posibilidades de ascender, y un pequeño lugar al que llamar casa. De acuerdo, podía ser que su habitación no fuera el lugar perfecto, pero era suficiente para él.
Taemin se visitó y salió a toda prisa. Una vez en el metro, siguió dándole vueltas a su vida. Estaba confuso. Por un lado, tenía que afrontar un nuevo cambio de trabajo cuando, finalmente, había logrado estabilidad e independencia. Por otro, asumir un traslado a París, donde trabajaría bajo las órdenes directas de Choi Minho.
Tenía que admitir que su propuesta había sido inesperada y más que generosa. Le había prometido dar excelentes referencias de el sí decidía no aceptar el traslado y buscar otra cosa en Seúl. También le había asegurado que no había motivos para que dejara su trabajo en SM
El tren se detuvo en una estación y todo el mundo tuvo que apretarse más para hacer sitio a los demás pasajeros. Odiaba el metro en hora punta, detestaba sentir la presión de otros cuerpos contra el suyo.
Taemin volvió a pensar en su dilema. Minho le había prometido que, durante el periodo de prueba de tres meses, se comprometía a seguir pagando su habitación sin que hubiera detrimento alguno en su sueldo.
Era absurdo tener dudas ante semejante oferta, lo sabía. El único problema era que Minho estaría allí.
El tren se detuvo una vez más y Taemin se bajó. Los dos minutos que tardaba desde la boca del metro hasta la oficina fueron suficientes para que el estómago se le encogiera.
No tenía motivos para sufrir aquellos nervios, pero la sola idea de estar cerca de Choi Minho le provocaba un cosquilleo en el estómago. Sabía que su estado no tenía razón de ser. Él no era más que un empleado y, después de lo que le había sucedido con Lee, estaba claro que Minho no se acercaría a él.
No obstante, le era inevitable reconocer que era un hombre sensual, dinámico y tremendamente peligros, al que debía evitar a toda costa.
Llegó hasta la puerta de SM y se detuvo unos instantes bajo la lluvia. No quería volver a verlo otra vez. Pero, entonces, ¿por qué sentía aquellos escalofríos?
Una vez dentro del edificio, se dirigió directamente al ascensor. Entró en la cabina y se miró al espejo. Algo en sus ojos le resultó alarmante.
No. La respuesta al trabajo de París debía ser "no". Choi Minho era un hombre demasiado sexual, demasiado poderoso y peligroso.
Las puertas se abrieron y salió como una bala, yendo a parar violentamente en brazos del mismísimo Choi Minho. El archivador que llevaba él en las manos cayó al suelo, y todas las hojas se desperdigaron. Taemin notó que unos brazos fuertes lo tenían bien sujeto y miró con desconcierto a aquel hombre que olía suavemente a una colonia deliciosamente cara.
—Buenos días —dijo Minho, claramente divertido por la situación. Taemin se ruborizó.
—Lo siento, señor Choi —respondió desconcertado.
—Pensé que habíamos quedado anoche en que nos íbamos a tutear.
—Pero estamos en la oficina... —dijo Taemin dudoso.
—Exactamente. Razón de más para que se haga lo que yo disponga.
Minho sonrió y Taemin sintió un ataque de pánico y se apartó rápidamente.
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Amor en París (2Min)
RomanceChoi Minho es un hombre soltero de 26 años que aparecía asiduamente en las revistas de sociedad acompañado de bellos jóvenes y le gusta jugar con sus propias reglas. Así que cuando dijo que quería que el tímido Lee Taemin sea su secretario personal...