Capitulo 8

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No puedes estar diciéndome en serio que has dejado ese trabajo tan extraordinario, a un hombre como aquel y te has venido para acá. No es propio de ti hacer ese tipo de cosas —le dijo Jin, uno de los mejores amigos que Taemin había conseguido a lo largo de su vida.

Ciertamente no lo era. Pero, en aquel momento, tampoco tenía la certeza de quién era.

—Le escribí una carta explicándole que no me podía quedar —dijo el después de unos segundos—. Le metí las llaves del apartamento en el sobre.

—¿Y crees haber hecho lo correcto? ¿Y cuándo necesites referencias para otro trabajo? —

—No pienso pedírselas a Minho —dijo Taemin —. De hecho, no pienso volver a ponerme en contacto con él.

Es lo mejor para ambos.

—Taemin, soy tu amigo, y te aseguro que no te había visto tan mal ni cuando pasaste aquellas tres semanas aquí y estabas al borde del suicidio.

—Vaya, gracias —dijo Taemin con cierta ironía.

—Me preocupas, en serio. Ese hombre te ha pedido que te cases con él y tú mismo has confesado que lo quieres. Sinceramente, no veo cuál es el problema.

A Taemin se le encogió el estómago. Sabía que aquello iba a ocurrirle. Desde el instante en que había decidido escapar de parís, sin casa en Seul, y solo contando con que Jin lo acogiera, había tenido conciencia de que pediría una explicación sobre lo ocurrido. Jamás le había contado a nadie el ataque de Kyu y cómo había acabado sintiéndose culpable por el injusto trato que los servicios sociales le habían dado.

Algo en el gesto de Taemin debió hacerle a Jin sospechar que ocultaba un secreto doloroso.

—¿De qué se trata, Taemin? —preguntó alarmado—. Voy hacer algo de café y me lo cuentas todo con calma.

—De acuerdo —dijoTaemin, remiso a seguir con aquella conversación.

Durante la hora siguiente, Taemin le contó su historia. Juntos lloraron y se abrazaron, y el descubrió hasta qué punto podía ser terapéutico compartir sus males con alguien.

—Siempre supe que escondías algún secreto. ¡Oh, Taemin! Siento realmente que te sucediera algo así. Supongo que no sirve de nada que te diga que eres una persona maravillosa y un chico hermoso, y que todos tus temores de que Minho se sienta decepcionado son infundados.

—Jamás podría darle lo que él necesita. Además, acabaría por estropear la relación con mis inseguridades.

Soy incapaz de confiar en nadie.

—¿No estás siendo demasiado pesimista? —dijo Jin—. Te estás poniendo en lo peor, cuando podría ocurrir que, casándote con él, encontraras exactamente lo que necesitas y él también. Esas cosas pasan, te lo aseguro. Míranos a James y a mí —Taemin lo observó dudoso—. Eres un chico muy fuerte y tienes que enfrentarte a esta situación con valentía. Has dicho que lo querías de corazón. Por favor, no tires esta oportunidad por la ventana solo porque sea un hombre guapo y poderoso. No olvides que cualquiera puede ser infiel, que no por casarte con un hombre vulgar poco agraciado tu relación va a estar exenta de peligros.

—¿Se supone que eso me va a hacer sentir mejor? —dijo Taemin con una sonrisa—. Jin, te agradezco lo que estás tratando de hacer, pero no voy a cambiar de opinión por mucho que insistas. Y, por favor, prométeme que no vais a poneros en contacto con Minho ni a contarle dónde estoy.

Jin lo miró horrorizado.

—Jamás haría algo así. Puede que discrepe sobre tu modo de actuar, pero nunca te traicionaría.

Amor en París (2Min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora