|Actualizó hoy porque mañana estaré ocupada.
Bueno les dejo un capítulo mas de esta preciosa historia, disfruten|Julio terminó y dio paso a un Agosto aún más caluroso. Pero, con la inestimable ayuda del aire acondicionado, Taemin descubrió que podía soportar sin demasiados inconvenientes el verano parisino.
La mañana después de la cena en casa de los Choi su regreso al trabajo se había hecho duro. Sin embargo, el trato amigable e impersonal de Minho le había facilitado concentrarse en su labor y volver a relajarse. La partida de Minho, solo horas después, a los Estados Unidos había sido de más ayuda aún.
Durante las dos semanas de ausencia del jefe supremo, Taemin había hecho un especial esfuerzo para integrase en las vidas de sus colegas. Había aceptado una o dos invitaciones para cenar en su casa, había salido a comer con ellos en un par de ocasiones y habían compartido varias tazas de café y cruasanes, con el equipo de producción.
Taemin había descubierto durante ese tiempo que, aparte de una gran variedad de entretenimientos, lo que más obsesionaba a los franceses era la comida. Había cafés, pastelerías y restaurantes por todas partes. Desde el punto de vista de los franceses, el gusto debía tomarse tan en serio como todos los demás sentidos: arte para los ojos, música para los oídos y comida para el paladar.
A pesar de haber ocupado casi todo su tiempo y de haberse relacionado con mucha gente, en catorce días no había podido dejar de pensar en Minho, a pesar de su absoluta negativa a hacerlo.
Le daba miedo la agresiva sensualidad que despedía y que lo atraía tanto como lo repelía.
Quería olvidar los besos que con tanta prontitud habían despertado en el sensaciones desconocidas.
Hasta bastantes días después, no había podido analizar lo poco agresivo que en realidad había sido. No había intentado llevarlo más lejos de lo que estaba preparado y, después de que lo rechazara, no se había mostrado particularmente ofendido o molesto con el. Claro que eso quizás no era sino un síntoma de lo poco que le importaba el. Tendría muchas otros chicos a los que recurrir. Le resultaba difícil descifrar las claves del comportamiento de aquel hombre. Le había dicho que lo deseaba y, sin embargo, era capaz de controlar sus sentimientos sin problema.
Lo único que sabía a ciencia cierta era que Choi Minho le fascinaba.
Frunció el ceño. Era una dura vedad, pero no tenía sentido negarla. Si aquellos besos habían sido solo una muestra de lo que podría ofrecerle, prefería no imaginarse lo que sería hacer el amor con él. Se estremeció a pesar del calor. Estiró los brazos y las piernas y se acomodó mejor en el sillón de la terraza. Tenía que empezar a pensar en hacerse la cena. Pasaba más tiempo en aquella terraza que en el resto de la casa. Allí comía, leía y se quedaba adormilado bajo el sol amable a la hora de la siesta.
Taemin no sabía cómo ni cuándo había ocurrido, pero en algún momento había empezado a sentir que aquel era más su hogar que la pequeña habitación que tenía en Seul. Por supuesto, echaba de menos a todos. Pensó en el resto de sus amigos. Iba a llamar a Key, pues hacía dos semanas que no sabía nada de el. Se dirigió al teléfono. Pero cuando se disponía a agarrar el auricular, sonó el timbre de la puerta. Solo podía ser una persona; Choi Minho. De no ser así, Pierre lo habría informado de inmediato de que tenía visita.
Se encaminó hacia la puerta, con un cosquilleo en el estómago que reconoció como emoción.
—Buenos días, Taemin —dijo él nada más verlo. Estaba guapísimo.
—Hola Minho —respondió el. "Mantén un tono ligero y jovial, como si no pasara nada, como si no hubieras estado pensando en él cada minuto del día" se dijo—. No sabía que hubieras vuelto ya.
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Amor en París (2Min)
RomanceChoi Minho es un hombre soltero de 26 años que aparecía asiduamente en las revistas de sociedad acompañado de bellos jóvenes y le gusta jugar con sus propias reglas. Así que cuando dijo que quería que el tímido Lee Taemin sea su secretario personal...