EPILOGO

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Que te parece el lugar... ¿es bonito no?

Taemin recorría con la vista la habitación, desde la enorme cama justo en el centro, adornada con pétalos de rosa, hasta los enormes ventanales que daban en dirección a la playa. Pero sobre todo observaba a el guapo hombre parado frente a el que le sonreía.

Si –Murmuro. Sus pies inmediatamente se movieron hasta donde se encontraba Minho- Me encanta. Pero me gusta más estar contigo...

Acaso estas intentando seducirme –Minho inmediatamente se había movido hasta Taemin tomando el cuerpo de su esposo entre sus brazos, rodeándolo por la cintura y obligándolo a pegar su cuerpo contra el propio

Taemin no podía despegar sus ojos de los contrarios. Se sentía como en un sueño, un magnifico y hermoso sueño del que jamás quería despertar. Al fin había podido superar sus miedos y ahora estaba casado con el hombre más sexy, ardiente y guapo de todo París.

¿Qué si es así? –pregunto risueño -  Eres mi esposo y puedo hacerlo. Aunque tu todo lo tomas de esa manera...

A Minho no le había costado ser paciente con Taemin. Después de haberle contado su vida, sus temores se prometió a si mismo que no lo presionaría; contrario a eso iría a su ritmo, dejando que decidiera el cuando y donde abriría completamente para el su cuerpo y corazón.

Cierto... -Dijo Minho, tomando la mano izquierda de Taemin - Eres mío.. –Murmuro. Acercando la mano de Taemin hasta sus labios y beso el anillo que sellaba sus vidas- Taemin... te amo...

Taemin sintió que su cuerpo completo se derretía. Jamas iba acostumbrarse a escuchar a minho hablarle de amor. No podía culparlo, había crecido sin palabras de afecto ni caricias. Pero este maravilloso hombre le mostraba todos los días lo que era ser amado.

Finalmente Minho se inclino tomando el cuerpo de Taemin entre sus brazos, quien era el para romper las viejas tradiciones. Con un Taemin reacio a ser cargado, minho se dirigió hacia la cama en el centro de la habitación. Blancas sabanas cubrían el lecho matrimonial, aquel que compartirían por primera vez esa noche.

Con cuidado dejo el delgado cuerpo de su esposo sobre el colchón, sentándose justo a lado de él. Minho tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no lanzarse sobre Taemin en ese instante, suspiro pesadamente y cerrando los ojos se obligó a si mismo a pensar en otra cosa que no fuera hacerle el amor, al menos en ese momento.

Lo siento –dijo Taemin. Seguramente había entendido el predicamento en el que se encontraba el moreno- Se que has esperado por mi y has sido muy paciente –Sus delgadas manos se posaron sobre las mejillas de Minho obligándolo a abrir los ojos- Y te lo agradezco, pero quiero que sepas que ya no tengo miedo. No temo mas Minho. No si es contigo.

En qué momento. Pensó Minho. En que momento se había vuelto tan valiente. El lo había protegido demasiado, cuidando incluso de no tocarlo de mas. Había incluso reprimido sus besos por no incomodar a Taemin, y ahora el venia y le decía que no había necesidad de eso-

Te amo Minho. Se que no me harás daño, confió en ti

También te amo Taemin –respondió- desde el primer momento en que te conocí. Desde aquel momento en el que entraste a mi oficina. Desde que tus ojos se cruzaron con los míos.

A Taemin se le acelero el corazón, suspiro. No sabia que hacer, como continuar. Jamas había compartido intimidad con un hombre o mujer, y estaba seguro que las personas que habían pasado por la cama de minho habían sido numerosas.

Que podía ofrecerle el, nada mas que torpes caricias y besos accidentados. Sin embargo con todo aquello en su contra, valientemente se lanzo contra el. Sus brazos rodearon los amplios hombros de minho. Uniendo su pecho al contrario. Su corazón golpeaba con fuerza, lo escuchaba zumbar en sus oídos

Amor en París (2Min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora