A veces te extraño,
hasta tal punto de imaginarte en mi habitación. En mi silencio te escucho. En mis noches te sueño.
A veces te extraño tanto que noto como tus manos me tocan, como tus labios rozan mi boca, como si me miraras de frente con una mirada perversamente loca.
A veces te imagino a mi lado, acariciándome, susurrándome al oído que deseas tenerme.
A veces, solo a veces, pienso en todas las miradas que hemos cruzado, en todos los besos que nos hemos dados, en todas las caricias que han hecho estremecerme.
Y al amanecer despierto, entre sudores y pensamientos, ansiando tus labios con ganas y deseando volver a verte de nuevo, para apresarte entre mis piernas y me hagas creer que esto será eterno.