Capítulo 2.

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No podía creer nada de lo que acababa de pasar.

¿Así era como debía conocer a uno de mis ídolos?, chocaría torpemente con Richard y me iría como una chica rara, sí, eso había sido. ¡Qué tonta fuí!, podría haber conversado más con él, haberle dicho cuanto lo amaba y admiraba o simplemente haberle pedido una foto.

Tonta, tonta, tonta. Repetía en mi mente mientras aún me miraba en aquel espejo.

¿Y si él aún se encontraba cerca?, quizás podía disculparme con él por ser tan rara y luego pedirle una foto. Sí, tenía que calmarme y lograr aunque sea algo, no había llegado hasta aquí para simplemente ignorar y dejar a mi ídolo hablando solo como lo hice, que vergüenza dios.

Con la respiración agitada por los nervios salí del pasillo del baño, pero no vi rastro de Richard cerca de la cafetería. Me dió una punzada en el estómago por la decepción que me había causado, había perdido la única oportunidad que seguramente tendría en mi vida.

Caminé hacia el lugar donde anteriormente estaba con Jess, tenía un nudo en la garganta que en cualquier momento haría que rompiera en llanto, sin embargo, las cosas no podrían ir peor —o eso creía —. Jess no se encontraba en aquella mesa, y nuestras cosas tampoco, ¿qué estaba pasando?, ¿dónde se había ido?, ¿qué haría ahora? no tenía mi celular para llamarla porque se había ido en mi bolso también.

—¡Jovencita!— me giré para ver de quién se trataba y a quién se dirigía. Era la señora que estaba junto al recepcionista del hotel, al parecer se dirigía a mí y se notaba molesta.

Diablos.

—Tú —me señaló la señora con cara de pocos amigos.

Yo sólo me dediqué a observarla algo asustada, seguro me habría descubierto. ¿Y si Jess se escapó sin mí?, oh no.

—¿qué sucede?—logré articular con dificultad haciéndome la desentendida.

—No creas que no me di cuenta que acompañabas a la chica de cabello rubio que acaba de dejar el hotel porque la descubrimos que se había infiltrado —aseguró la señora, estaba tan molesta que no hizo pausa durante sus dichos contra mí.

—Lo siento señora, no sé de quién me está hablando —aseguré, aunque estaba segura que mis nervios me delataban.

—Mira jovencita, ahora mismo te vas a...

La señora estaba por seguir regañándome pero fue interrumpida.

—Disculpe, ¿sucede algo?

Oh no, seguro esto es una broma.

—Lo que pasa joven, es que esta chica se coló al hotel al igual que la joven de hace un momento, pero no se preocupe que ya está todo solucionado —afirmó aquella señora, la cuál aún desconocía su nombre.

—Quizás se confundió señorita, pero ella viene conmigo. Es una amiga y yo le pedí que viniera, seguro olvidé haberles avisado, es mi culpa, lo siento.

La señora miraba confundida aquella escena, al igual que yo.

—¿O no, cariño? -me preguntó Richard directamente mientras pasaba uno de sus brazos sobre mis hombros, estaba segura que ese "cariño" fue para sustituir mi nombre que obviamente no se sabía, aunque no me quejo, al contrario, sonó super adorable de sus labios.

Seguramente yo estaba colorada como un tomate, no sé si por la vergonzosa escena con la señora, porque Richard supiera que era una intrusa o simplemente por tenerlo junto a mí observándome como un chico bueno que no rompería un plato.

Infiltrada. » Richard Camacho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora