—Puedo asegurar que luces más feliz por la comida que la primera vez que nos vimos —rió Richard.—No sé como tomarme tus palabras —lo miré entrecerrando mis ojos e inútilmente ocultando una carcajada.
Nos encontrabamos almorzando en una de las mesas más apartadas de aquél restaurant, teniendo una tranquilidad y privacidad envidiable, notando la comodidad de mi acompañante.
Salir desapercibidos de aquél canal de television no fue tan fácil pero lo logramos, aunque Richard lograba captar la atención de varias personas por su peculiar estilo. Es más, en más de una ocasión bromeé preguntándole por qué era tan perfecto —aunque prácticamente lo creía — y el respondía divertido que no lo podía evitar. Nunca había amado tanto el egocentrismo de alguien, claramente porque sabía la humildad que Richard tenía y aunque no lo crean, lo transmitía en cada momento. Luego de tomar algún taxi, llegamos a este pintoresco restaurant que llamó la atención de ambos, tanto por su impresión estructural y sus platos, como también el hecho de que ambos moríamos de hambre y no pensábamos seguir buscando uno.
Mientras masticaba aquél trozo de carne y lo saboreaba como si fuese la última vez que comería, observé como Richard fruncía el seño notoriamente molesto al ver algo en su celular.
—¿Todo bien?— me apresuré a decir, aunque dudosa de intervenir en algo que no me encumbía.
—Sí —aseguró Richard de manera tajante, decepcionándome un poco.
Pasaron unos segundos de silencio incómodo para mí que parecía una eternidad. Decidí cambiar de tema y romper el hielo. Sin embargo, Richard se me adelantó.
—He visto la playa desde el hotel, ¿queda muy lejos de acá?
Me sorprendió su pregunta, pues fue un tema totalmente ajeno.
—Mmnh no, de hecho se puede ir caminando —aseguré. Noté sus intenciones al interesarse en el tema que rápidamente le tuve que advertir.— pero no creo que sea conveniente ir ahora, porque aunque el día no está totalmente soleado mucha gente transita por ahí, y bueno tú...sabes que son muy conocidos acá, aún más si es la capital. No quiero arruinar tus planes pero...
—Está bien, entiendo —habló rápidamente.
El silencio incómodo volvió, era algo simplemente desagradable y que no quería permitir que se adentrara entre Richard y yo, no después de la buena interacción que hemos tenido.
—Quizás suene cursi o aniñado —hice énfasis en esas palabras para que tuviese una idea previa de lo que le diría— no quiero incomodarte ni menos hacerte sentir mal, si te molesta algo espero que sólo me lo digas y ya, puedes confiar en mí —hice una pequeña pausa para que captara la honestidad de mis palabras—. Y con respecto a la playa, me da igual el alboroto, es más, para mi sería hermoso que más gente que realmente te aprecia pudiera conocerte, llámame exagerada pero, no quiero arriesgarme a que algo malo te pase, ¿entiendes? —apoyé ambas manos en la mesa para hacer notar que había terminado dirigiendo mi mirada hacía Richard, quién no había dejado de observarme directamente desde que llamé su atención. —Estoy loca, ¿no? —me apresuré a decir al no recibir respuesta alguna por parte de él, mientras cubría inocentemente uno de mis ojos con una de mis manos, como si esto lograra cubrir una pizca de vergüenza que luchaba por aparecer.
—Eres increíble —habló Richard situando su mano sobre la mía, acción totalmente inesperada para mí.
Su sonrisa era jodidamente hermosa y sus ojos, ¡dios!, es increíble como un color tan común en ellos puede atraparte de esa manera, como si hubiese algo nuevo que deseas descubrir.
ESTÁS LEYENDO
Infiltrada. » Richard Camacho.
FanfictionSí, estaba dispuesta a hacer muchas cosas con tal de conocer a mis ídolos pero, también tenía un límite, palabra que mi amiga Jess no conocía y solía meterme en aprietos todo el tiempo por eso. Pero, ¿quién iba a pensar que un arrebato más iba a se...