Ino estaba intranquila. Desde hace mucho tiempo, su corazón se había encerrado en una caja fuerte, sus relaciones amorosas usualmente eran meramente superficiales, y ella siempre terminaba con ellas.
Sin embargo, al estar con Sai, su corazón parecía querer liberarse con ansias, pero lograba callarlo, no quería volver a salir lastimada. Trataría de distraer lo que sentía con Gaara.—¡Se me hace tarde! —gritó preocupada al ver la hora, tenía una misión ése día y ella adoraba la puntualidad.
Se apresuró y ni siquiera desayuno, salió apresurada al lugar de su misión, al cual llegó primero.—Pff, que alivio. —suspiró aliviada al llegar a tiempo.
—Hola Ino. —saludó Sai al verla en el lugar de la misión.
—Hola Sai, ¿qué haces por aquí?
—Éste es el lugar de la misión que me asignaron, al parecer haremos equipo. —sonreía como siempre.
—Ya veo, creí que estarías pintando o algo así, eres un artista después de todo.
—Ahora que lo mencionas, no sería mala idea. Éste lugar tiene una buena vista. —observaba el paisaje.
—Hey, Ino, Sai, veo que han llegado antes. —dijo Shikamaru al verlos.
—Hola Shika. —le saludó la rubia.
—Bien, será mejor empezar la misión, ya que estamos todos. —en cuanto lo dijo, Sai e Ino se prepararon para empezar la partida.
Se dirigieron hacía la parte oeste de Konoha, donde debían reforestar y reconstruir una parte literalmente desértica.—Vaya, ¿por qué no asignaron está misión a Yamato-sensei?, ¿no hubiese sido más rápido? —dijo Sai al ver el lugar.
—Él ya tiene una misión. —respondió Shikamaru, rascando su nuca, pensar en que se tenía que esforzar le fastidiaba.
—¡Será mejor que empecemos! ¡Vamos ya, dejen de estar ahí parados! —les animaba la Yamanaka al verlos sin ganas de trabajar en el lugar.
—Bien. Que fastidio.
Empezaban a reconstruir las casas que debían circundar el lugar, posteriormente comenzaron a reforestarlo.
—Uhh, ¿qué hace está flor aquí? Está en medio de la nada, que fortaleza. —dijo la rubia al encontrar una pequeña flor en crecimiento, al pie de una gran roca.
—¿Qué haces, Ino? —Sai, quien estaba reforestando junto a la rubia, observó que la chica estaba cerca de una gran roca, que parecía ser una especie de trampa dejada tras la guerra. Él conocía ése tipo de rocas, el objetivo de su colocación, era que el enemigo al tocarlas, explotará. —¡Ino!, ¡alejate de ahí!
—¿Mmm? —la rubia estaba apunto de tocar aquella roca.
Sai corrió hacía ella, alejándola del lugar.—¡Cuidado!
—¿Qué sucede, Sai? —la chica no entendía el por qué de su acción.
—Era una trampa, supongo que es de la tercera guerra ninja, ¿estás bien? —el chico la había cargado en brazos con el objetivo de alejarla con rapidez.
—¡Quita tu mano de ahí, Sai! —el chico había posado su mano en el trasero de la chica, por accidente.
—Lo siento. —la chica se bajo del agarre del pelinegro, bastante sonrojada.
—Ten más cuidado en donde pones las manos.
—¡Sai, Ino!, ¡vámonos! —gritaba Shikamaru desde su ubicación.
—¡Si! —dijeron a la par, dirigiéndose hacia el Nara.
—Hemos terminado por hoy. Entregaré el reporte de la misión, nos vemos. —se alejaba Shikamaru.