La mañana siguiente, la rutina de la Yamanaka era observada por un curioso pintor.
Ino todas las mañanas, al levantarse tomaba un baño, luego bajaba a la cocina a desayunar.
—¡Desabrido de nuevo! —se quejó al probar un poco de su puré de camote.
—Ino es muy mala cocinando. —Sai la observaba con cuidado de no ser notado. Quería llegar a tener una actitud y sonrisa tan cálida como la de Ino.
—Buah, tal vez con un poco de tea se quité el mal sabor de mi boca. —Ino preparaba el mencionado.
—Al parecer, suele hablar sola.
Después de un mal desayuno, se dirigía a la floristería.
—Ino sonríe continuamente estando ahí, tal vez ése es el secreto de su sonrisa, alguna de esas flores. —guardaba su cuaderno de notas para acercarse a la floristería.
Ino acomodaba las flores, siempre sonriente, en verdad adoraba su trabajo.
—¡Bienvenido! —dijo al escuchar la campanilla de la tienda.
Al dirigirse al mostrador, se sorprendió del inesperado cliente.
—¿Sai?
—Hola Ino. —siempre sonreía falsamente.
—Nunca creí verte comprar flores. Jmjm, ¿buscas alguna en especial? —ella siempre sonreía tal cálidamente.
—Mmm, ¿cuál es la que te hace sonreír?
—¿Qué?, a-acaso...tú, ¿p-planeas darme una flor? —sus mejillas se sonrojaron sin querer.
—No, estás rodeada de flores, ¿quién sería tan tonto como para darte flores?
—Pff, entonces...¿p-para quién son? —decir eso le dolió levemente, su corazón parecía jugarle una broma.
—Mmm, supongo que para mí.
—¿?, bien..., y, ¿qué flor buscas?
—Ya lo he dicho, quisiera tu flor favorita. —se acercó a la florista.
—B-Bueno...lo lamento Sai, pero no la vendo. Es una flor muy especial. —jugueteaba con el mechón de cabello que cubría la mitad de su rostro.
—Mmm, en ese caso, ¿podría verla?
—¿Por qué el interés?
—Quisiera tener una sonrisa como la tuya, y supongo que esa flor me ayudará a tenerla. —sonreía a su manera.
—Jmjm, no creo que mi flor favorita te ayude. Tu sonrisa refleja tus emociones, y Sai...tu sonrisa es la más pura e inocente que he visto, quisiera que la conservarás tal como es. —sonreía.
—P-Pero es falsa...—admitía con un leve sonrojo.
—No me refería a la falsa. Aveces sonríes naturalmente y no te das cuenta.
—¿Podrías enseñarme a ser feliz? —sentía que Ino podría ayudarle con sus sentimientos.
—¿No lo eres?
—No lo sé.
—Jmjm, ven conmigo. —lo llevó al invernadero de la floristería.
—Son muchas flores. —Sai estaba sorprendido con la variedad de vegetación que había en un pequeño lugar.
—Sí. Las flores también expresan emociones, el lenguaje de las flores es fantástico. Sé que te gusta dibujar, así que, ¿qué te parece si dibujas tu flor favorita?