ו Treinta y cinco •×

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Maratón 5/5

—Entonces... Hablaste con él — le habla Jin, después de que terminara de contar lo que había pasado hace una hora. — En hora buena! Ya puedes dejar tu jueguito

JiMin hizo una mueca de descontento y tomo el delantal de su casillero. —Yo no diría que hable con él... Yo ¡entre en pánico, hyung! Es nuestra primera interacción después de tantos años y... Y.. Aahg!- gritó lleno de frustración, tapando su rostro con sus manos.

SeokJin, quién ya estaba vestido y listo para ir a abrir la cafetería, le evaluó con una mirada divertida. —¿Te pusiste tímido? Eso es tan tierno!

—Algo así... Es que, es que solo me hubieras visto. Me sorprendió no haber tartamudeado ¡Y le dije mi nombre! Mierda... — quería que la tierra le tragase, ahora que analizaba la situación, había sido muy estúpido en decir que lo contactaría, sin contar la estupidez de su nombre.

—Jiminnie, sabes que te quiero y todo... Pero estas haciendo un drama, ya lo conociste, ya hablaste con él ¡conoces casi toda su vida! ¿Qué te impide ir y decirle que te gusta y que eres su... Bueno, su acosador?

JiMin suspiró se sentó en la banqueta que había en la habitación. Se revolvió sus rubios cabellos y bajó la cabeza con la mirada fija en el suelo. — No es tan fácil, sé que tengo que hacerlo. Pero no estoy listo, hyung.

SeokJin Frunció el ceño y negó con la cabeza —Debes hacerlo, tarde o temprano.

— ¿Puede ser más tarde que temprano?

El castaño rodó los ojos, sabiendo lo testarudo y fastidioso que se ponía el rubio con ese tema— Lo que digas. Iré a abrir la cafetería ¡Termina de prepararte y sal! Hoy va a ser un día atareado— salió de la habitación.

JiMin no levantó la cabeza, y se quedó sentado tan solo unos minutos más antes de levantarse, coger su delantal que antes se había caído al suelo y ponérselo.


Para SeokJin era fácil decirlo, decirle todo a YoonGi, pero no era sencillo, para eso debía arreglar las cosas con su madre adoptiva, cosa que aun no estaba preparado para eso, a pesar de que ella había conseguido de nuevo su numero de teléfono y lo hostigaba con mensajes y llamadas casi todos los días.


Y se preguntaran ¿Qué había pasado? Pues era una historia larga, pero en resumen. Su madre, Park Jiyeon, era su madre adoptiva y jamás se hubiera enterado si su marido, Kim Minsuk, no lo hubiera gritado a los siete vientos cuando estaba borracho. Él ser adoptado no le molestaba, le molestaba el hecho de que su madre lo negara, que dijera que no era cierto a pesar de que había encontrado los papeles de adopción.

La situación empeoró cuando comenzó a querer que estar encima de JiMin todo el tiempo a todas horas, queriendo que se quedara en casa sin salir. Su madre había cambiado y en vez de sentirse como un hijo se sentía más como un prisionero. Por eso, cuando cumplió la mayoría de edad escapó y volvió a la ciudad de su infancia, Daegu.

Después encontró a SeokJin, quién, ante todo pronóstico, resultó ser su único pariente biológico además de los padres de este. Era una suerte que antes de irse se le ocurriera llevar los papeles de su adopción, había llamado al centro médico donde había nacido y ellos le proporcionaron el único numero de referencia que tenían sobre la madre de JiMin, su hermana, su tía. La situación se había vuelto algo loca desde entonces. Su tía, Kim TaeYeon, le contó que su hermana había muerto en medio del parto, sus abuelos, quienes le tenían resentimiento a su hija mayor por haber tenido un hijo a una edad tan temprana, no lo habían aceptado y lo dieron en adopción. Lo demás de la historia ya es pasado.

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