La verdad detrás de Almaia

CAPITULO3

Narra Miriam:

Estoy sentada en el suelo del cuarto de la ducha, cuando entra Raoul. 

-¿Que te pasa? Y no me digas que es por lo del queso en la comida, que no cuela.

Lo miro, y aunque el comentario me ha hecho gracia no me rio. Cierra la puerta y se sienta a mi lado. Me limpia con la mano el rimel corrido, y me hace una caricia en el mentón para que levante la cara y le mire a los ojos. 

-Miriam... Cuéntame anda -Dice con voz de preocupación.

-Nunca... nunca has...-Intento calmarme para poder hablar.-¿Nunca has sentido que no te entiendes? Quiero decir, que no sabes que sientes, ¿ni porque? Como si no te conocieras a ti mismo.

-Hay que ver que lío tienes ahí dentro eee amigaaa. Ponme en situación y te echo una mano.

Lo miro y suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo.

-Anoche en la habitación, después de que acabarais de hablar, Ana vino y se sentó a los pies de mi cama, y estuvimos hablando un buen rato. Hablamos de mi relación con Pablo, de porqué se acabó, y la suya con Jadel... Vaya gilipollas, por cierto. Y mientras hablaba con ella me sentía muy bien. Como cuando haces las paces con alguien a quien quieres mucho después de una pelea. 

-Pero, ¿te habías peleado con ella?

-No. 

-¿Entonces?

-No lo sé. Pero entre un comentario y otro, me soltó que si pudiera me comería la boca y luego se hinchó a reír.

-¿QUÉ?¿PERO QUE DICES?¿A TÍ?¿ANA? Osea... tú y ana...-Raoul estaba, flipando, y normal porque no era para menos.

-¡Pero cállate, que te van a oír!

-¿Pero a ti ella te gusta?

-Joder Raoul, que yo hasta hace dos días tenía novio, bueno, es que directamente era hetero.

-Te gusta. ¿No?

-Nunca me había pasado esto con una tía. Y menos así, con tanta presión, encerrados, sin intimidad ni para hacerme las cejas, con cámaras y micros por todas partes...-Antes de que siguiera enrollándome como una persiana, me cortó.

-¿Porque llorabas?

-Pues porque me di cuenta que me gusta, y que me estaba vacilando.