Capítulo 20.

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Aquella noche la invité a una pizza de quesos, la cual he de reconocer que estaba deliciosa.

En casa de May me sentía muy cómoda, era como si toda la casa me hubiera acogido, como si hubiera algo más allá de May que me dijera 'no te vayas', pero tenía que hacerlo y yo en el fondo lo sabía.

Pasó lo mismo que la última noche que estuvimos en Valencia juntas, prometimos quedarnos despiertas toda la noche, pero eso no ocurrió, más bien nos quedamos dormidas bastante pronto, al menos yo.

Mi mente se sentía culpable, pero dormir con ella al lado se me hacía tan fácil y cómodo que no quería desperdiciar las únicas dos noches que sabía que iba a poder dormir con ella a mi lado, sin pesadillas, sin agobio, simplemente tranquilidad, y esta noche si que me la pasé abrazada a ella entera para que pudiera dormir bien.

Me desperté a la mañana siguiente sin saber muy bien cómo sentirme, una parte de mí quería llorar sin parar y otra estaba tranquila, repitiendo que aún faltaban varias horas y que iba a volver a verla, y que podría volver a casa, estar tranquila, que parase el miedo.

Ella tardó poco en despertarse, nos vestimos, arreglamos todo, y luego fuimos al salón a desayunar los churros que había traído el novio de su madre.

May controlaba absolutamente todo lo que comía, si comía bien, si lo comía todo, y eso a mí me daba algo de ansiedad, porque todavía no me estaba recuperando y más que ayudarme, me sentía obligada y muchas veces eso me hacía sentir mal, si no comía sabía que se acabaría enfadando y odiaba esa sensación.

Aquella mañana nos hicimos fotos, vimos Monstruos S.A y me di cuenta de que todo lo que sentía por ella crecía a cada segundo, tanto lo bueno, como lo malo.

Aquel día dejé un trocito muy grande de mi corazón en aquel pueblo, y dejé mucho más que besos y abrazos, también deje la promesa de que volvería todas las veces que hicieran falta, y lo hice, tantas que si hago la suma, he paseado por las calles de esa provincia 15 veces diferentes,

Aquel día en la vuelta había más amor en nuestro chat que nunca, supongo que es porque cuando te separas es más complicado enfadarte o simplemente molestarte, eso me daba la tranquilidad de poder respirar al menos unos días, porque sabía que al final todo volvería a salir a flote, siempre salía.

Aquel viaje significó mucho para mí, porque la vi y también porque fue el último viaje que hice con la persona a la que más quiero en el mundo, mi abuelo. No hay nada más grande que tener a las dos personas que más te importan juntas en una misma mesa comiendo, aunque ellos no lo vieran, o notarán.

Para mí aquella comida fue la más importante de todas las que he tenido a lo largo de mi vida, volvería solo por comer con él una vez más, y hacerle caso a todas las palabras que me dijo antes de irme. Tengo claro que era quien más razón tenía en aquel pedazo de madera, odio reconocer que fui demasiado inmadura para no darme cuenta antes.

Violetas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora