Me encontraba frente a la puerta de la casa de la señorita Pérez. Tenía que pedir prestado el libro para llevarlo a casa. Ya había tocado sin recibir respuesta, entonces me rendí y me fuí.
Temía reprobar su asignatura por la tontería que hice antes.
Regresé a la universidad, iba rumbo al gimnasio pasando por el campo de juego mientras el atardecer hacía su majestuosa presencia. Y allí estaba ella, sentada en la parte más alta de las graderías contemplando el atardecer.
—Señorita Pérez —corrí hasta allá, pero ella embelesada parecía ignorarme—. Quiero disculparme, no era mi intención... Me comporté como un imbécil.
Dejó de ver el horizonte cuando el sol se ocultó por completo, entonces su expresión nostalgia cambió y mostrando una sonrisa se giró a verme.
—No nos echemos a morir por banalidades ¿Te parece? Más bien vamos que debes terminar una misión imposible —propuso en tono animado levantándose.
Decidí seguirla en silencio. Notando que no parecía afectada por lo que pensaban las personas de ella y eso me pareció realmente admirable.
ESTÁS LEYENDO
⇝Ana, Por Favor Domesticame⇜El Principito [ Sebastián Yatra ]
Krótkie Opowiadania¿Cómo encontrar a una mujer extraordinaria entre miles de mujeres? HISTORIA CORTA.