C A P Í T U L O 22

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Paulatinamente el sol fue aclarando la ciudad, nadie había dormido después del terremoto. Ana se veía fatigada, no se había detenido ayudando a sus vecinos toda la noche. De por sí caminar le gastaba un gran esfuerzo, pero por más que le sugerí descansar ella no aceptó y siguió pendiente de grandes y pequeños... Comprendí que la apreciaban mucho en su vecindario.

—Sus abuelos fueron fundadores del barrio, su papá creció aquí, estudiamos juntos, con el tiempo se hizo bombero. Era un hombre valiente y bondadoso, y mírala ha salido a su papá.

Por estar mirándola no noté en qué momento ese hombre se paró a mi lado. Él comprendió mi desconcierto.

—Soy el padrino de Ana, he notado las miraditas que le echas. No creas que porque no tiene familia está sola, aquí todos la cuidamos, muchacho.

—No es lo que imagina, señor.

—No imagino nada, solo digo lo que veo... Ya estás advertido chamaco.

Asentí con la cabeza, no había caso en negar que esa mujer me estaba robando el sueño. Además de ser la posible causante de que yo sufriera del corazón, porque apenas la vi que empezó a caminar hacia mí, el corazón se me empezó a descontrolar. Todo hombre sabe sin dudas cuál es la mujer de su vida aunque pase poco tiempo de conocerla, para ese momento ya sabía que quería casarme con ella.

—Marco, ¿Se ha puesto en contacto contigo tu familia?

—No lo sé, apagué mi teléfono anoche.

Busqué en mis bolsillos, lo tomé y lo encendí. Las notificaciones no se hicieron esperar y fue el último mensaje de mamá que me dejó frío.

—Mi padre falleció en la madrugada —balbucé.

⇝Ana, Por Favor Domesticame⇜El Principito [ Sebastián Yatra ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora