Capítulo 4. ¿Un sueño?

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Bajé lentamente las escaleras tambaleándome de un lado a otro y, poco a poco, fui escuchando a mucha gente hablando a la vez. Cuando me di cuenta, ya estaba en medio de un montón de gente extranjera que hablaban en idiomas raros entre sí.  Busqué desesperadamente con la mirada a alguien conocido, hasta que al fin encontré a Susan hablando con una chica muy morena y guapa, todo sea dicho. Me acerqué a Susan y le toqué el brazo para que me mirara. La chica fijó sus ojos en mí e hizo una sonrisa coqueta y pasé por alto.

-¡Oh, Luke! –Exclamó dándome un beso en la mejilla de buenos días.

-¿Qué es esto?

-Ven, te explico.

Me cogió de la muñeca y me arrastró hasta el baño, dónde nos encerramos con pestillo.

-¿Qué está pasando?

-¿Sabes quién es Marcus Motorreis?

-Ehm… no. –Murmuré extrañado.

-Bueno, es un arqueólogo muy importante. Me ha pedido que haga un tour por Reading para los interesados. –Se acercó a mí y susurró guiñándome un ojo: -Así gano dinerito, ya sabes.

Sonreí levemente y asentí. Me fijé que la chica de antes me miraba fijamente. Era bajita y tenía unos ojos marrones hipnotizadores. Su cabello era liso y perfectamente cortado por los hombros. Susan miró detrás de ella, a la chica y le hizo un signo para que se acercara.

-Luke, ella es Adhira. Adhira, él es Luke.

Le tendí la mano con una sonrisa y ella la sacudió amablemente.

-Es de la india.

-¿Eres india? –Pregunté extrañado. No tenía pinta de serlo.

-Sí, pero por si lo estás pensando, soy cristiana, así que no me visto como las demás.

-Ya veo… -Murmuré.

Me sonrió y noté que me faltaba el aire. Por Dios.

Susan cogió mi mano y me llevó al baño.

-Necesito un favor tuyo.

-Lo que quieras.

-Hay un grupo de chicas jóvenes que no parecen muy interesadas en la historia, pero sus padres sí, así que están de mal humor y yo no voy a ser capaz de hacerles despertar la curiosidad. ¿Podrías…?

-¿Por qué yo?

-Porque he visto como te miraban cuando has llegado.

Me quedé en silencio y desvié la mirada.

-Además estará Adhira. –Añadió guiñándome un ojo. –Os he visto mirándoos mucho.

A mí la única que me gusta es Claire, y no me di cuenta hasta que la perdí.

-¿Qué tiene que ver que nos miremos? –Pregunté a la defensiva. –A eso se le llama conocer físicamente a la gente.

-Claro que sí. –Dijo ella. Rápidamente volvió al tema de antes. -¿Y  bien? ¿Lo harás? –Puso pucherito y yo no pude negarme a eso.

-Está bien…

Salí del baño y la seguí hasta el salón, dónde se subió en una silla y dio unas palmadas para llamar la atención de la gente.

-Empezaremos la ruta en cinco minutos. –Anunció. –Los más adultos irán conmigo y los jóvenes con Luke.

Alcé la mano para que la gente me viera y me pudiera reconocer.

A TODAS HORASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora