C A P Í T U L O E S P E C I A L

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De cómo se conocieron...


Un sábado me levanté temprano, decidida a comprar algunas semillas de flores inusuales. Aun así, estaba segura de que ninguna se comparaba al solitario brote de mi jardín.

El sol anunciaba que sería un buen día, por lo que tomé el autobús que me llevaría al "pueblo" -que en realidad era un grupo de pequeñas tiendas -más cercano.

Estaba emocionada pensando en qué semillas podría comprar, pensando en qué brotes se verían más bonitos al lado de la solitaria flor. ¿Cuáles serán las favoritas de María?-pensé-, a parte del rosario que tanto le agrada a Jesús y a su madre, por supuesto.

Coloqué mis audífonos que se mantuvieron en mis oídos durante todo el trayecto. Exactamente cuarenta y tres minutos. Un poco de Schubert y Yiruma era agradable.

La florería era un pequeño local, casi el doble de mi habitación –que de por sí ya era pequeña –y con una gran ventana.

Una mujer me atendió y después de oír algunos de sus consejos para el cuidado de las flores hoya, estaba dispuesta a salir y volver a casa.

Al abandonar el pequeño establecimiento, vi a un muchacho-de mi edad diría yo- quien sostenía una botella en la mano. Estaba regando las flores.

Después de ese día, volví por informarme más sobre diversos tipos de flores, pero también porque un pequeño sentimiento curiosidad e interés por ese chico nació en mí.

Entablamos cortas conversaciones, que cada semana se hacían más largas, sumado a las charlas en su auto después de salir de la universidad. Era agradable poder hablar con él de Jesús; me había dado cuenta de su gran amor por Él. 

Tenía cinco hermanos y pertenecía a una comunidad católica llamada Totus Tuus, lo cual lo hacía participar muy activamente de las actividades parroquiales.

Estaba sorprendida de su gran carisma y sencillez que me agradaban, pero aprendí a amarlo con sus defectos que al inicio me incomodaban. Fue un camino en el que Jesús nos mantuvo unidos, quedándose Él al medio.

Cada noche Él me escuchaba cuando le hablaba del muchacho que pronto se convirtió en mi enamorado, para años después casarnos y formar una familia. Cuando lo invitaba a casa, nos gustaba sentarnos frente a la flor y conversar largo rato de nuestras familias y nuestra relación con Jesús. 

Él, siendo el amor mismo, nos unió.


F L O S [ 花 🌺]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora