Capítulo 5. Abogado Suplente

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—¿En serio te crees eso de los lococandados?

Miles conduce. Parece ligeramente nervioso y sé que trata de hablar de lo que sea para poner en orden sus pensamientos.

—No es cuestión de créelo, Miles. Es experiencia. Si entiendo correctamente, la magatama es una especie de canalizador de energía que te permite saber si alguien miente para esconder algo. Supongo que ha de ser especialmente útil para descubrir coartadas falsas.

—Sigue sin tener sentido alguno.

—Piensa en ello como los cambios de voz y los modos de la gente cuando intenta esconder algo.

—¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes hacer que algo tan ridículo como los lococandados tenga sentido?—Pregunta luego de razonarlo.

—¿Mi crianza, quizá?

—No creo que haya habido mucha diferencia, Gealach.

—Te sorprenderías.

El Centro de Detención de esta ciudad es muy parecido a los otros que hemos visitado antes. No lleva más que mencionas a qué venimos para que se nos deje pasar. En la sala espera un hombre de la edad de mi marido, con el cabello castaño claro corto y revuelto, que pasea de un lado a otro repitiendo una y otra vez "ya debería estar aquí". Al otro lado del vidrio que divide la sala, está una muchacha de largo cabello negro, vestida con ropas que me recuerdan a las sacerdotisas japonesas que he visto en fotografías. La joven mira furtivamente de un lado a otro mientras se retuerce el cabello, nerviosa los únicos signos de un sentimiento que conozco muy bien: el miedo. El reloj de la pared indica las 14:19 horas cuando llegamos.

—¡Llegas tarde, Edgey! ¿Por qué has tardado tanto?—El joven le reclama a Miles en cuanto lo ve.

—¡Serás...! Vine en jet privado para llegar lo antes posible.—Le responde.

Por su manera de hablar, me imagino que se conocen desde hace tiempo.

—¡Pues deberías haber venido en uno más rápido!—Contesta el otro.—¡En fin, escucha! Algo loe ha ocurrido a la Sra. Elise... y Nick... Maya... Iris... Bikini... ¿...Eh? ¡Di algo, Edgey!

Habla tan rápido que me sorprende el que no se haya ahogado aún con su propia saliva. Es obvio que está alterado, pero por la actitud de mi marido, me imagino que es algo común en él; supongo que éste debe ser Larry.

—... Antes de venir aquí, me pasé por el hospital en el que está Wright.—Dice Miles al fin.—Creo que comprendo la situación mejor que tú ahora mismo.

La expresión de Larry se relaja un poco, pero no demasiado. Cualquier persona que hubiera oído ese último comentario se habría ofendido, pero Larry no. Me imagino que, o es algo espeso, o conoce a Miles lo suficiente para saber que la mayoría de sus palabras hirientes no son intencionadas.

—La víctima fue una autora de libros ilustrados, la Sra. Elise Deauxnim.—Miles continúa.—Fue encontrada por Wright y la suprema sacerdotisa. Sospechande una joven sacerdotisa.

Alcanzo a ver a la señorita al otro lado del vidrio encogerse un poco. Me acerco a ella pues, si en verdad es inocente, necesitará toda la ayuda posible. Mi marido puede ser un poco... intimidante a veces.

—Después, el puente que cruzaba Wright se hundió y él cayó al río. En el hospital me han dicho que necesita un mínimo de dos días de reposo.

—¡S-sí! ¡Eso es! ¡Vale!—Larry asiente enérgicamente al terminar el resumen.

De pronto, su expresión cambia por completo y vuelve a hablar tan alterado como al principio:

—¡P-pero han arrestado... a mi dulce Iris!

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2018 ⏰

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