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Afortunadamente para Jin, su semana había estado llena de trabajo en la pastelería, y de proyectos para la universidad -los cuales agradecía profundamente que fueran individuales- ; lo que había colaborado demasiado para que se distrajera y pudiera pasar por arriba los insultos que, por algún motivo, habían incrementado en sus redes sociales. ¿Lo triste? Los comentarios eran todos de sus compañeros de universidad...hasta de gente que no conocía.

¿En verdad era tan feo? Él no se veía tan feo en el espejo... Aunque si admitía que tenían razón, era gordo y bastante tonto; sus calificaciones no eran las mejores, pero no eran malas ¿Pero qué iba a pretender si él no era fanático de los números? Él no quería convertirse en un calculador hombre de negocios...

-Jinnie, ya te puedes ir a casa. Ya sabes, es época de examen y a los dueños no les gusta que te la pases aquí-

Ahí estaba, la única persona en esa mísera cuidad que era amable con él: Una adorable señora en sus sesentas que era la gerente de la pastelería. Ella lo cuidaba como si fuera su hijo, incluso cuando ella tenia a su familia. Aunque bueno, según le había dicho, por tema de dinero, ella trabajaba en Seoul, aunque su familia estuviera en otra cuidad.

A Jin a veces le comía la duda sobre porqué tenían la necesidad de tanto dinero extra, ya que él tenía entendido que eran solo tres personas en su casa, y su marido tenia un buen trabajo; pero nunca había tenido el tiempo o la valentía para indagar en la vida ajena de otra persona.

-Si, Soo Hye noona - Afirmó con desgana. Sabia que eso pasaría, que debería volver a casa en algún momento, volver a la realidad de su vida de la que quedaba aislado al entrar en esas puertas. Jin era el cocinero, así que sus compañeros de universidad no lo molestaban porque no sabían que trabajaba ahí.

Se quitó el delantal, se lavó las manos, recogió sus cosas y se despidió de la señora para así retomar su camino a casa por la acera nocturna, totalmente iluminada por el brillo de los carteles de neón que adornaban cada uno de los locales de la calle principal.

• • •

Arrojó las cosas en la entrada y se retiró los zapatos antes de ingresar a paso pesado a su departamento. Un lugar no muy grande, pero si perfecto para alguien como él, hogareño y pulcro.

-Aish...- Se quejó, estirándose hacia atrás, con sus manos juntándose detrás de su cabeza hasta que un pequeño 'crack' se oyó por parte de su espalda.

Bajó sus brazos y miró a su al rededor. ¿Qué iba a hacer? Él ya había hecho sus trabajos, los exámenes eran hasta dentro de dos semanas, y él sabía gran parte del tema. ¿Debía ver la televisión? No, no, odiaba los programas de chismes que había a esa hora. ¿Su celular? Ojeó las 37 notificaciones de twitter, y decidió que eso era una terrible idea.

Entonces vio su laptop. Ahí estaba, una semana desde que se usó por última vez; sobre la mesa de café, rogando por la atención de su dueño como si fuera un cachorro. Con algo de duda se acercó, la conectó y la encendió.

Oh

Había olvidado por completo aquel blog.

Había olvidado por completo que le había enviado un mensaje a alguien.

Y había olvidado por completo lo que se sentía que alguien contestara amablemente un mensaje.

Jin se relamió los labios con una extraña sensación de nerviosismo creciente en su pecho. Hace mucho que no hablaba con personas ¿qué debía decir? ¿Había algún tutorial para no quedar en ridículo en un blog de gente 'enfermita'? ¿Y si aquel chico le odiaba por su tardanza? ¡O peor! ¿Y si era algún loco? ¡Ni siquiera recordaba porqué se había puesto en contacto!

[CANCELADA]• l o c υ ѕ • a м o e n υ ѕ • Taejin/VjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora