¿Tema resuelto?

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Mientras el de lente estaba ocupado esperando la reacción de su mentor sobre aquel incidente y defendía de manera firme a su pareja, en ese mismo instante por todo el centro comercial Fuji y QP los buscaban, en un principio fueron a todos los cafés que estaban en distintas plantas y luego a restaurantes de comida japonesa, y cierto infante que supuestamente fue dejado en la guardería del segundo piso estaba camino a encontrar a su padre en cuanto tuvo la oportunidad de escaparse del guarderia del centro comercial.

Kunihiro había visto a su padre en cuanto lo llevaban para realizar la búsqueda, era difícil no verlo, hombre alto de lentes con cabello muy bien peinado, vestido a su vista con un saco negro o azul a rayas, una camisa blanca, y pantalón de jean. Tan pronto vio a su padre y vio que sus guardas se iban a toda prisa se escapó de la guardería, corriendo fue hasta la mesa donde estaba Kunimitsu sentado y cuando estaba a punto de llamarle la atención aferrándose a su pantalón vio a una mecerá joven acercarse y dejar las ordenes, dos platos de comida y dos jarras de alguna bebida desconocida para él.

— Come — ordeno el alemán tomando los cubiertos.

— No gracias — exclamó el de lentes rechazando a viva voz.

Los ojos de Kunihiro se iluminaron, una mesa con comida significaba hora de comer, pero como no estaba en el regazo de su padre él no podía comer, si podía robar usando sus manos. Su padre siempre lo reto cuando intentaba hacerlo, no era su culpa a ver comida brillante y apetitosa quería probar y jamás lo dejaban, así que fue al asiento donde estaba un extraño que hablaba con su papá y se estiró a alcanzar para robar del plato, pero como no llegaba intentó trepar por la silla. Este hecho no pasó desapercibido por el de lentes al ver una pequeña mano que llegaba hasta la mesa y un par de cabellos que sobresalen, eran de su hijo, por lo que para evitar que lo descubrieran comenzó a comer.

— Con que no querías.

Tezuka guardó silencio mientras sus ojos se centraban en la mano que estaba tocando la mesa, buscando el plato de comida, en un principio no encontraba nada hasta que Volk acerco el plato hacia él, la pequeña mano al fin encontró lo que ansiaba y agarro lo que pudo sin saber que era. Kunimitsu vio a su guía en el tenis cuando tenía quince años no percatarse de lo que pasaba, pero se preocupó, decidió levantarse para ir por su hijo y quitarle de las manos aquella comida, pero su accionar fue detenido cuando delante de él Volk se movió. El alemán alejo su plato una vez la manita pequeña tomo algo y tomo en brazos al menor para sentarlo en su regazo.

— No había llegado a hablar de ti — exclamo mirándolo, Kunihiro estaba demasiado feliz examinando lo que tenía en su mano antes de meterselo a la boca, por lo que no lloro cuando un desconocido lo subió a la mesa.

— Volk-san.

— Como dije, tu relación con ese chico era la menos grave, la más grave es que tuviste un hijo.

— No, no, no — dijo sin poder creerlo, fue hasta donde estaba su hijo, con intenciones de quitarle lo que tenía en las manos lo más rápido posible. Volk no entendió la reacción de que se levantara por una razón, el niño estaba tranquilo y apunto de comer algo.

En cuanto el de lentes llego hasta ellos ya fue tarde, el niño se metió la boca aquello que no sabía que era, si sabía que se comía porque por algo estaba en la mesa y en el plato de su papá había algo igual, y tan pronto se lo metió a la boca no le hizo falta masticarlo mucho con sus pequeños dientes, este se deshizo en su boca por lo que se lo tragó y le gusto. El padre quedo con resignación al ver la sonrisa del pequeño, el alemán no comprendió lo que había pasado siquiera al ver que primero su pupilo se acercaba pero cuando el niño se metió la mano a la boca su expresión cambio.

El Regreso a CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora