Akatsuki I

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Antes que nada este One-Shot no es de ninguno de los Akatsuki específicamente, si no, más bien es como sería una mañana siendo integrante de ésta. Luego haré de algunos en sí.


Narra _____:


Sentí como era movida con suavidad y era llamada por mi nombre. Sabiendo rápidamente de quien se tratada, aparté la mano y me hundí entre las sabanas de mi propia cama. Oí un bufido de parte de la persona que se encontraba intentando levantarme.

-Cinco minutos más. Solo eso, lo prometo, ayer me quede entrenando hasta tarde con la rata blanca... -Susurré mientras me escondía aún más si eso era posible.

-Solo cinco, mientras preparo el desayuno para nuestras bestias, ¿Bien? Solo cinco y te vendré a buscar, a ver si aprendes a dormir como se debe, es la tercera vez en la semana que te quedas entrenando con alguno de los chicos hasta la madrugada -Resopló y sentí como sus pasos se alejaban de mi cama.

-Si, si Konan. Lo siento, la próxima vez lo prepararé yo sola -Dije por lo bajo y escuche una pequeña risa y como se iba por el pasillo- Bien... Cinco minutos... -Ronronee restregando mi cara contra la almohada.

Sentí como volvía a conciliar el sueño rápidamente y estaba por quedar dormida nuevamente cuando la voz de Konan se hizo presente de nuevo.

-Son diez minutos, _____, arriba, falta poco para que esté listo el desayuno, y hazme el favor de despertar al resto, por favor -Solté un quejido mientras apartaba las sabanas de un tirón y me sentaba en la cama.

-Apenas lo sentí como diez segundos... -Mi voz sonó ronca y pude escuchar la risilla de Konan en el pasillo.

Me puse de pie y sentí que caería, por lo que apoye la mayor parte del peso de mi cuerpo en la pared, y sin quitar la mano de ésta avancé hasta el baño. Luego me daría una ducha. Me aseé y salí del cuarto que compartía con Konan. Desde la puerta dirigí una mirada a las camas, ambas sin tender.

-Después... -Susurré y me encamine a la última habitación del pasillo; la de Kisame e Itachi. Siempre empezaba por la última. Entré sin tocar y como era de esperarse Itachi ya no se hallaba allí, lo que me pareció raro fue que Kisame tampoco- ¿Kisame...? -Pregunté, ya que solía esperar a que Konan o yo lo despertáramos más tarde por no querer madrugar con Itachi.

-¡En el baño! -Escuche su grito. Me encogí de hombros saliendo de su habitación; una menos.

Me dirigí a la siguiente, la de Hidan y Kakuzo. Golpeé fuertemente hasta que escuche como Kakuzo se levantaba. ¿Entrar como hice antes? ¡Ni loca! En un principio cometía ese error, pero no era muy agradable despertar a Hidan. Ni siquiera entrar en "su zona", por lo que lo único que hacia era tocar la puerta y esperar a que Kakuzo se encargue.

Dos menos.

La tercera: la habitación de Tobi y Zetzu. No. A esa tampoco entraría ¿Por qué?


Flashback


Entre en la tercera habitación del pasillo; la de Tobi y Zetzu, y me preguntaba por sobre todo si Tobi dormía con máscara. De igual manera, si lo hacia, se la sacaría. Me acerque lentamente para ver su rostro. Si la llevaba puesta. Acerqué mi mano para intentar quitársela, pero una mano me detuvo.

-¡A Tobi no le gusta ir sin máscara! -El grito me hizo dar un brinco hacia atrás. Tobi se paro de un salto de la cama y me di cuenta de que ni siquiera se quitaba la capa para dormir- Además, ¡Si quería ver el rostro de Tobi solo tenía que pedirlo! -Ladeé mi cabeza ante eso. Éramos los únicos en la habitación, ya que al parecer Zetzu no estaba.

-Entonces, Tobi, ¿me dejas ver debajo de tu cascara? -Pregunte con un brillo en los ojos.

-¡Tobi dice que no! -Abrí y cerré mi boca sin saber que decir, probablemente mi cara sería de total indignación- ¡No mire así a Tobi! -Se defendió y en un ataque de rabia me lancé a él. No se me escaparía, vería su rostro. Sin embargo, la velocidad de Tobi me sorprendió. Me tomo del tobillo dándome vuelta, y luego me dio una patada sacándome por la puerta de la habitación con una gran puntería. Cuando logré volver a estabilizarme mire a Tobi quien cerraba la puerta de la habitación- ¡Tobi lo siente, pero no quiere que lo toquen! ¡Si usted va a entrar así a la habitación de Tobi, Tobi prefiere que no lo haga!


Fin Flashback



Negué con mi cabeza repetidas veces antes de tocar la puerta, tal como la había hecho con la habitación de Hidan y Kakuzo. Y al escuchar la voz de Tobi del otro lado quejándose, supe que ya se había despertado y cumplí mi cometido en esa habitación. Bien. Solo queda la última... La más difícil.

La cuarta habitación, al lado de la mía; La habitación de Deidara y Sasori. El problema no era Sasori, si no Deidara. Lo consideraba como un hermano, pero vamos, creo que sería más fácil levantar a una morsa. Di un sonoro suspiro y escuche la risa de Kisame. quien ya bajaba a desayunar. Bufé mientras me internaba en la habitación de los "artistas", la cual estaba bastante ordena para ser el lugar de Deidara. Me acerqué primero a Sasori, quien dormía bocabajo, a excepción de su cabeza, que estaba apoyada de costado, y sus brazos debajo de la almohada.

Suspire mientras enredaba mis dedos en las hebras rojizas mientras lo llamaba suavemente. Lo único que hizo fue enterrar su cabeza en la almohada mientras yo seguía acariciando su cabello. Esperé un poco y volví a llamarlo una ultima vez para luego alejarme.

Si. Amo su cabello. El de Sasori, el de Deidara y el de Konan, por no decir el de Itachi, aunque él, a diferencia de los otros tres, no me deja tocarlo nunca... Bueno, casi, a veces si. Cuando se nota que ni el señor calma ante todo me aguanta. Cabe decir que Deidara es todo lo contrario, hasta llegar al punto de él querer peinarme.

Me había quedado pensando que no me di cuenta de que Sasori ya no estaba en la habitación asi que bufé acercándome a Deidara, no sin antes tomar la almohada de la cama del pelirrojo. Dormía tranquilamente boca abajo, con una mano en el suelo, cosa que me dio gracia.

-Rubio a las una -Almohadazo- Rubio a las dos -Almohadazo- ¡Rubio a la tres! -Grité soltando la almohada para tirarme yo encima.

Oí un ronquido de su parte, y dándose vuelta me tiró al piso, aunque, como de costumbre, lo arrastre conmigo. Estaba por comenzar con los jalones de cabello, como siempre, pero al parecer, hoy Jashin-sama se apiadó de mi. Sasori me lo quitó de encima y lo arrastró al baño.

-¡No! ¡Déjanos terminar con nuestra pelea diaria! -Se quejo pero Sasori lo encerró en el baño quejándose que demoraba mucho para levantarse. Me extendió su mano luego de acercarse a mí. La acepté y me acomodé la ropa que Deidara había conseguido desacomodar en poco tiempo. El pelirrojo se giro mirándome.

-Esperaré a la rata amarilla, tu baja -Asintió bufando y cerrando la puerta cuando se iba. Cuando Deidara salió del baño tenía el peine en mano y aún una cara de somnolencia total. Negué y me paré de su cama, en la cual me hallaba sentada. Lo tomé de la mano llevándolo de nuevo al baño. Tomé el pequeño vaso que se encontraba ahí.

-¿Qué es lo que piensas hacer con...? -Dejó la frase en el aire cuando giré el vaso con agua sobre su cabeza. ¿Lo mejor? Siguió con la misma cara de sueño que antes. Tomé la toalla y se la puse en la cabeza, quitándole el peine de la mano para cepillarme el pelo- No. Así no, gran tonta -Gruño quitándomelo él a mi, y riendo por la bajo dejé que me peinara. Tratándose de eso, enseguida estaba más que despierto. Termino por atarse su cabello en su típica coleta y a mi me hizo una especie de... ¿Rosa? En la mitad superior de cabeza, dejando dos mechones a cada lado de mi cara.

-Realmente admiro que todos los días te tomes el trabajo de luchan con esa cosa -Señalé mi cabello cuando ya íbamos bajando para desayunar y Deidara solo se encogió de hombros con media sonrisa. Pasé mi mirada por la mesa.

La Rata Mayor -porque "un dios no merece ser comparado con semejantes escorias" como nosotros. Entonces, para contentarlo, se lleva la corona- estaba sentada en la cabeza de la mesa, la ratoncita lila estaba a su derecha -porque Konan es la única a la que no insultaría-, a la derecha de esta estaba la rata-tiburón -o Rata-Sushi, a preferencia-, después la rata negra -o rata-dango. Porque ¿Cómo se atrae a las ratas? Con queso. Bueno, a ésta no. A ésta se la atrae con dangos- luego estaba la rata roja -también llamada rata manipuladora y perfeccionista-, y junto a él se sentó la rata amarilla -no se que agregar de este espécimen-, causando que festejara la rata-espiral -rata-piruleta, según ésta... Para mí se parece más a una rata-cascara de naranja, que a una rata-piruleta. Que decir-. Escuche el bufido de la rata-aloe -entran las variables de rata-planta, rata-comida por la planta, etc.- luego la rata-rata -una variante de la rata dango, rata-avaricia, avarienta, avara o avariciosa. Realmente no me decido-. Finalmente me senté junto a la rata blanca o albina -¿Que por qué no hago comentarios sobre su religión? ¡Porque gracias a él y a Jashin-sama me encuentro aquí!... Pensándolo bien, eso sería un buen motivo para quejarme.

-¡Buenos días ratas! -Pasé un brazo por los hombros de mi mejor amigo, la rata blanca. Mire a Pain, que se encontraba a mi izquierda- Rata Mayor ¿Hay misiones hoy? Konan, haz esto la próxima vez también.

-Si no lo recuerdas, dijiste que la próxima vez cocinarías tú -Me señalo con su tenedor, entrecerrando los ojos y bufé. Si quiere arriesgar la salud Akatsuki, bien por ella.

-¡Cuantas veces te eh dicho que no me digas asi! -Me gritó Pain y Hidan rio por lo bajo. Me desasí del agarre y sonreí a la Rata Mayor.

-Pues, la misma cantidad de veces que me entro por un oído y me salió por el otro -Escuche unas cuantas risas. No me habló más y se retiró de la mesa. Sonreí. Su complejo de dios no puede con migo.

Terminé de desayunar y ayudé a Konan limpiando. Aún era temprano asique decidí que sería momento de molestar. Me detuve en la sala pensando en quien podría ser mi primera victima.

-Tú, maldita perra, ¿Ya piensas en joder vidas inocentes? -Escuche la voz de Hidan en mi oído izquierdo y sentí su mano en mi hombro derecho. Reí por lo bajo con la malicia que me caracterizaba- Bien, pero luego me acompañas, ¿Te parece un par de sacrificios a Jashin-sama, dulzura?

-Me apetece, pero primero voy a molestar un poco - Me solté guiñándole un ojo. Si, era Jashinista al igual que él. Una de las razones por la que éramos mejores amigos.

Me dirigí a la salida de la guarida y divisé a Itachi de espalda a mi, sentado en un tronco a la orilla del río. Perfecto. Me acerque y puse mis brazos alrededor de su cuello y mi cabeza sobre la suya. Oí como soltaba un pequeño suspiro de cansancio.

-¿Qué sucede? -Me preguntó en un tono neutro, y riendo le respondí que no sucedía nada- A veces eres demasiado molesta -Gruñó y lo solté sentándome a su lado. Me giré a mirarlo y sonreí picándole la mejilla, cosa que él no evito.

-Yo lo se Itachi, en lo más profundo de tu retorcido corazón, tengo un lugar -Sonreí

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