Shisui I

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"Irreal"

-Te lo repito, tengo un muy mal presentimiento Ari -murmuró Shisui a mí lado.

Revolví con angustia la cuchara en el café que él me había preparado. Sabía a qué se refería, lo conocía. Había venido hasta mí casa a verme por alguna razón que él se estaba guardado y no me quería decir.

Hace varios meses que había notado que estaba actuando diferente y que algo se traía entre manos.

Su tono, esa sonrisa extraña junto con su actitud. Nada me daba buena espina y me hacía pensar lo peor.

-¿Qué mal presentimiento? ¿De qué hablas? -finalmente me atreví a mirarlo. Sus ojos estaban fijos en mí mientras su café seguía humeando en su cara- Dime de una vez: ¿Qué escondes, Shisui?

-Me temo que no es algo que pueda decirte -sonrió, extrañándome.

-¿Por qué no? -cuestioné, comenzando a sentir como la desesperación e impotencia me invadía.

-Te pondría en peligro -dió un sorbo al café estando más tranquilo.

Me quedé en silencio pensando en todo ¿Para qué me decía que tenía un mal presentimiento, si no le iba a decir sobre qué? ¿Qué era lo que tramaba? ¿En qué demonios se estaba metiendo?

-Seré sincero -habló luego de un rato, cuando ambas tazas estaban vacías.

Estábamos en mí casa, en el comedor, sentados uno en frente del otro en la mesa. El ambiente era tenso e incómodo, pero cuando Shisui suspiró y apoyó ambos brazos sobre la mesa con un aire despreocupado, se aligeró un poco.

-Estas últimas semanas estuve intentando arreglar unos asuntos, y por fin se me ocurrió algo para darle fin a esos problemas -comenzó despacio, midiendo todas sus palabras-. Sin embargo, como te dije, tengo un mal presentimiento -sus ojos volvieron a quedar fijos en los míos, poniéndome muy nerviosa-. No estoy seguro de que salga bien. De hecho, creo que estoy poniendo mí vida en riesgo. No sé si podré volver.

Su mirada y sonrisa tranquila no encajaba para nada con las palabras que salían de su boca. Mí cara de incredulidad, en cambio, era todo lo contrario. Pánico. Esa era la palabra que representaba mí rostro. Balbuceé algunas palabras intentando asimilar lo que había dicho.

¿Estaba insinuando que siquiera existía la posibilidad de que él no volviera?

-Pero... E... eres un gran ninja... ¿Tan grave es? -pregunté asustada.

-Me temo que sí -logré ver un atisbo de tristeza en sus ojos antes de que se levantara de la mesa y tomara ambas tazas para lavarlas.

Me quedé en la silla, estática, sin saber que pensar, decir o hacer. Cuando reaccioné y fui hasta donde estaba Shisui, él ya había terminado de lavar.

-Si me lo estás diciendo... Significa que confías en ese presentimiento, ¿No? -medité- Has venido hasta aquí temiendo no volver ¿No es así? -cuestioné volviendo a alterarme. Él me tomó por los codos y me acercó a su cuerpo, buscando calmarme.

-Exactamente. Aprendiste a leerme -sonrió de una manera encantadora que me perturbó.

-¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?! Por dios Shisui...

-Ari -interrumpió llamándome-, lo estuve pensando mucho y es algo que debo hacer si quiero que la aldea esté a salvo -susurró y cerró los ojos frunciendo el ceño. Supuse que había hablado de más-. Pero escucha, si vine a verte fue porque quería hablar contigo -habló antes de que yo volviera a cuestionarlo-. Mira, olvida lo que te dije, estoy aquí para otra cosa.

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