Mi hermana llegó tarde a casa y me encontró llorando.
Si, literalmente llore toda la noche.
Le conté todo lo que pasó a Peque, ella no está de acuerdo en no decirle la verdad a Mauro, pero yo se que es lo mejor.
Me fuí a mi pieza y estaba Dylan durmiendo como un ángel. Menos mal que el no entiende mucho de esto.
Eran las 4:21am, me acosté a su lado y me dormí.
–¡Mami, mami!. – Sentí que me llamaba.
–¿Qué pasa hijo? .– dije refregandome los ojos.
–Quiero hacer pipí. –
–¡VAMOS!. – Salté de la cama para llevarlo al baño.
Hice que Dylan haga "pipí" y después hice mis necesidades.
Eran las 11:17 asi que vestí al bebé y después amí ahre y fui a comprar para hacer de comer.
Mamá y Diego se habían ido no se a donde, por el trabajo de Diego, así que estabamos solos con Peque.
–Va a venir a comer Joa. – dijo mi hermana saliendo del baño.
–Hola Dy, hola Zo, ¿como durmieron?. – dije sarcástica.
–Bueno perdón. – rodó los ojos.
Hice unas milanesas con puré por que mi fuerte no es la cocina jeje.
Comimos y Peque lavó los platos.
–¿Cómo te trata Buenos Aires, cuñadita?. – preguntó Joaquín.
Como el orto, pensé.
–Re bien. – reí. – Vos estás coronando con Khea, Ecko y Cazzu. – Sonreí
–Algo así, estamos felices por eso.– me devolvió la sonrisa.
Dylan se durmió, por que lo que más ama es su siesta.
Peque y Seven se fueron y me quede sola otra vez. Cajeteandola otra puta vez.
Eran las 6:12 y hacía un calor de la puta madre. Gracias a Diós en ésta casa hay aire.
El timbre me sacó de mis pensamientos.
Me levanté a abrir con toda la paja del mundo, pero casi muero de felicidad cuando abrí la puerta.
–¡PAULO!. – lo abracé.
–Hola hermosa. – dijo entrando a casa.
–Boludo, no me avisaste que venías, mirame como estoy, echa un mamarracho. –
–Estás hermosa cómo siempre. – me besó.
–¿Dónde está mi bebé? .– dijo haciendo referencia a Dylan.
–Esta durmiendo, ¿querés gaseosa?. – el asintió.
Me preguntó que pasó anoche con Mauro, obviamente le conté todo con lujo de detalle.
Aparte de ser mi amigo con derechos ahre es alguien en quién confío muchísimo.
–Es un pelotudo el pendejo, que se maneje. – dijo mirandome, yo asentí.
–Mami tengo hambrPAULOOO. – gritó Dylan cuando lo vió al rubio.
Corrió a él y Paulo le hizo upa.
–¿Me extrañaste?. –
–Si, mucho. – contestó Dylan
Se pusieron a jugar, era su mejor pasatiempo juntos. Amaba ver a mi hijo feliz, y más si Paulo es el causante de esa sonrisa.
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Dylan - Lit Killah
Historia Corta•lenguaje argentino. •se prohiben copias/adaptaciones.