Volví para casa y llamé de nuevo a Mauro.
Despues de tres intentos me atendió.
–¡MAURO!. – grité, mi hermana me hizo señas para que le hablé bien y accedí. – Mauro por favor, trae a Dylan a casa. – dije más calmada.
–No, Zoe. MI HIJO se queda conmigo. – dijo firme.
–Mauro por favor te pido, necesito que lo traigas. – supliqué.
–No, no lo voy a llevar para que te lo lleves a Córdoba, no lo voy a hacer. –
–¿Dónde están? Dejame ir amí por lo menos. –
El se quedó en silencio unos segundos.
–¿Mauro?. –
–Esta bien. – suspiré. – Vení a (Inventen una direccion xd) Es mi nuevo departamento. Pero veni vos sola, nadie más. –
–Bueno, ya voy. Por favor, cuida bien al bebé. –
–Si Zoe. – dijo y cortó.
–Está en su departamento nuevo, me voy. – dije agarrando mi celular y plata.
–Bueno, vamos. – dijo mi hermana levantándose.
–No, quédate acá. Quiere que vaya sola. – acoté.
–¿Vas a estar bien?. – preguntó agarrándome de los hombros.
–Si Peque, cuando llegue te aviso.– ella asintió y salí a tomarme un taxi.
Lit Killah
Mi hijo es lo más lindo que vi en mi vida, esos cachetes, los ojos hermosos que tiene, es perfecto por donde lo mires.
Los dos estabamos sentados en el piso jugando con sus autos, éste departamento está vacío, pero ya flashé comprarle muchos juguetes y que el living sea un tipo salón de juegos para mi bebé.
–Gordo, ya va a venir tu mamá.– dije mirándolo.
–Noooo, me va a llevar de nuevo.– dijo haciendo un puchero, reí al verlo.
–No, no te va a llevar, te lo prometo.– el asintió.
Unos veinte minutos después sonó el timbre.
Me levanté y abrí, ahí estaba ella, tan linda como siempre. Aunque estaba enojado por haberme ocultado lo de nuestro hijo, no podía no quererla.
–¿Dónde está Dylan?. – preguntó con cierta preocupación.
–Zoe soy el padre la puta madre. –susurré. – No dejaría que nada malo le pase. – ella asintió. – Pasa, dale.– Me hice a un costado para que ella pueda pasar.
Dylan cuando la vió se levantó y la abrazó, me puse celoso de mi hijo ayuda
–Hola bebé. – dijo Zoe acomodándole el pelo a nuestro hijo.
–No quiero que me lleves con el abuelito. – dijo Dylan, Zoe me miró.
–Está bien, nos vamos a quedar acá mi amor. – Sonreí al instante al escucharla.
Dylan la abrazó, el nene claramente no quería volver, y ojala se quisiera quedar por mi. Se quiere quedar por el Ecko.
Estuvimos jugando con el un rato y después nos alejamos para hablar nosotros dos.
–No te lo podes llevar así, Mauro.– me reclamó Zoe.
–No me lo podes ocultar por dos años y medio, Zoe. – contraataque.
