-No puedo seguir así gordo, no sé que hacer. - apoyé mi cabeza en la pared.
-Zoe calmate, lo vamos a solucionar boluda dale. - habló mi amigo abrazandome.
-Me está matando la culpa Mauro, me voy a volver loca. -
-No, no te vas a volver loca, loca. -chasqueó la lengua. - Cuchame, yo te voy a ayudar ¿sabes?. - preguntó mirándome fijo, asentí.
-Ni siquiera puedo estar con Dylan, porque me hace sentir peor gordo, soy una basura. - dije mientras lágrimas caían por mis mejillas.
-Zoe, si no te calmas no vamos a resolver una chota boluda, calmate dale por favor. -
-No puedo..- dejé de hablar cuando mi celular empezó a sonar, era Lit.
-¿Todo bien?. - pregunté intentando normalizar mi voz.
-Nosotros bien, ¿vos? ¿dónde andas?. -
-Acá con Duki hablando pelotudeces. - hice una risa falsa.
-¿Podes venir? te extrañamos. - dijo tiernamente, ahí fue dónde mi corazón volvió a romperse un poquito más.
-Sí sí, aguantenme un toque, ahora voy. - dije y corté.
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-Dylan, está el gordo ahí afuera, dice si querés ir un rato con el. - hablé después de entrar a casa.-Siiiii, seguro me lleva a comer pollo, siempre comemos pollo con ese pollo. - soltó poniéndose las zapatillas.
-Dale enano. - reí.
Me saludó con un beso y un abrazo y se fue con Lombardo.
-Estuviste todo el día en la calle loca, ¿qué onda?. - dijo Mauro cuando nuestro hijo se fue.
-¿Qué onda con qué? me cansé de estar encerrada. Aparte ¿cuál fue? ¿te tengo que pedir permiso?. - levanté mis cejas, él negó.
-No, pero estuve todo el día solo con Dy. - dijo con cierto enojo.
-Mauro no se te va a caer un huevo por cuidar un día a tu hijo, yo lo hago todos los días y no te ando diciendo estupideces, rescatate. - fruncí el ceño.
-Ya se soy un pelotudo, tenés razón. - rodó los ojos.
-Cómo siempre. - ésta vez rodé los ojos yo.
-Hace dos semanas estás rara, indiferente. Te vas, no decís nada, no dormís, te juntas con el Duki y venis con los ojos rojos e hinchados, y se que no es por fumar, venís así porque lloras por algo, no soy pelotudo. ¿Qué te pasa?. - dijo sentándose al lado mío.
-Nada, no me pasa nada. Me voy a acostar. - me levanté seguida de él y sostuvo mi brazo derecho.
-Hablemos, por favor. Estás mal, te conozco. Odio verte así, odio no poder ayudarte o que no me cuentes lo que te está pasando. Zoe, te amo loca, no puedo verte mal. - dijo poniendo sus manos en mis hombros.
Mis ojos se aguaron al instante, mordí mi labio inferior y negué repetidas veces. Lo abracé y escondí mi cara en su cuello mientras sollozaba.
-Ey mi amor, ¿qué pasa?. - apoyó su mentón en mi cabeza.
-Perdoname Mauro, perdoname. - solté aferrandome más a su cuerpo.
flashback
-¡Dale Zoe, brindemos por la amistad wacha!. - dijo Mauro trayendo dos vasos que no sabía lo que contenían. - Por la hermandad. - se corrigió, reí.