1.

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— Adrien Agreste, ¿verdad? — El rubio asintió con timidez. — ¿Te gustaría ayudarme el día de hoy? — Otra vez asintió, mecánico. Estaba hipnotizado por la mujer frente a él, pocas eran las veces que se atrevía a dirijirle la palabra estando en su forma de civil. — Ten. — extendió su mano hacia el muchacho, entregándole algo a lo que el chico no tomó importancia.

Multitud de gritos se oyeron a espaldas de la superheroína. — Cre- creo que te necesitan. — Dijo él, algo decepciónado por la pronta partida de la chica.

Ladybug resopló molesta. — Si Chat y yo pudimos hacerlo solos, él también. — Pensó. — Está bien. — Cuando te transformes, procura buscarme. — Sin más que decir se alejó en busca del causante de tanto alboroto.

— ¿Transformarme? Adrien observó su mano, incrédulo de lo que yacía sobre ella. — Oh no... — Susurró y al abrirla una pequeña criatura bastante parecida a una abeja salió del accesorio que descansaba en su interior. — Oh no. — Volvió a repetir.

Rápidamente se encargó de cerrarla y al mismo tiempo la criatura desapareció.

Su corazón latía como loco, si tan solo hubiese prestado más atención no estaría metido en ese embrollo.

Lamentablemente los encantos de Ladybug hacían estragos en su cabeza.

Por más que intentaba pensar en una salida fácil, la única solución factible recaía en buscar otro portador.

Entró en su faceta heroica y corrió por los pasillos del establecimiento con la esperanza de encontrar un rostro que le infundiera la confianza suficiente.

¿Nino? Lo intentó, pero lamentablemente el chico había sido afectado por el akumatizado de turno.

¿Alya? Se negó rotundamente, prefería reportear los hechos para el Ladyblog, pero la verdad recaía en que si no era Rena Rouge, entonces no tenía sentido usar otro Miraculous.

¿Marinette? Imposible, no estaba por ningún lado.

Su comunicador emitió un sonido, de inmediato se percató que era una llamada de ayuda de Ladybug. — ¡Chat Noir! ¿Donde estás?

— Estoy en camino Bugaboo, el tránsito estaba un poco lento esta mañana.

— No hay tiempo para bromas, necesito tu ayuda.

El felino apretó sus dientes, la angustia se hacía cada vez más grande.

Entró a una aula con la intención de salir por una de las ventanas y bajo una de las mesas encontró a una temblorosa rubia.

— ¿Chloé? — Susurró.

— ¿Chat Noir? — Miró a sus lados. — ¿Donde está Ladybug?

Chat tragó pesado observando la caja en su mano, quizás se arrepentiría en algún momento, conocía mucho a Chloé como para saber que ella no era el tipo de persona "amable" pero ya le daba igual.

Su lady estaba en peligro, para él todo era valido.

— Ella necesita tu ayuda.

La rubia lo observó con curiosidad, sin terminar de comprender sus palabras.

— ¿La mía? — Él asintió. — Ya era hora, pensé que había olvidado todas esas ocasiones en las que le he sido útil.

¿Ocasionando Akumas? Por supuesto — Pensó el chico. — Ten. — Posó en su mano la caja y ella la abrió con curiosidad.

— ¿Esto es...?

— Es un Miraculous, con él serás como Ladybug o incluso tan genial como yo.

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