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Aquel baño había sido casi rejuvenecedor, envolvió su cuerpo en una gruesa toalla que pudiera combatir el frío, no sin antes dar un último vistazo a la oscura marca que las manos de Chat Noir habían dejado en su cintura. El chico la había abrazado tan fuerte debido al miedo que terminó por dejar un pequeño moretón allí, de donde había procurado sujetarla.

Aún podía sentir sus garras enterrándose en su piel, la dulzura en su voz y el miedo que su cuerpo delataba.

Él era su héroe, su compañero, su mejor amigo y al darse cuenta de lo malvada que había sido por tanto tiempo, un remordimiento gigantesco se desataba en su interior.

Alejó los pensamientos, las horribles ganas que tenía de besarlo y esas mariposas que recorrían su cuerpo cada vez que recordaba sus labios sobre los de ella.

Marinette disfrutaba de la noche estrellada a través de su ventana, meditando sobre el millar de cosas que aquejaban su vivir.

Su cabello seguía húmedo y tenía la piel más fría que de costumbre.

Ella simplemente no podía entenderlo. Chloé, su rival, su tormento, la única persona a la que odiaba abiertamente era también la chica que había movido su mundo por completo. Desarmando sus creencias e identidad, haciéndola dudar incluso de su sexualidad.

Tenía que admitirlo, aquella revelación le había quitado bastantes puntos a la rubia y por consecuencia el felino había entrado de lleno en su mente, deseosa de conocer la verdadera identidad de su compañero, curiosa de como reaccionaria su corazón al ver quien estaba tras la máscara negra.

Se abrazó a sí misma al imaginar el frío que haría afuera y un pequeño estornudo salió, acompañando el sonido del viento que pasaba entre los edificios de París.

Había estado faltando a la escuela sin el permiso de sus padres. Tan cautelosa como sólo ella lograba ser. Salía por la mañana, desviando su camino y volviendo a su habitación a través de su forma heroica.

Lanzó un poco de vapor desde su boca sobre el vidrio, para luego pasar los dedos dibujando figuras aleatorias cuando un sonriente rostro apareció tras el cristal, moviendo su mano amistoso.

La azabache dio un brinco de la impresión e inmediatamente se arrimó a la toalla que cubría su cuerpo. — ¿Ch- Chat Noir? — Preguntó al aire mientras el superhéroe asentía frenético.

El felino apuntó hacia el techo, Marinette asumió que señalaba la trampilla en su balcón e inmediatamente corrió a quitar el seguro de esta, procurando que el muchacho de rubia cabellera no pasara ni un segundo más a la intemperie.

Cayó suavemente sobre su cama, cual felino sigiloso y en cuanto sus verdes se fijaron en la chica, el rubor lo atacó de improviso. — ¡Chat Noir! — Vociferó asustada. — ¿Qué sucede? ¿Hay algún problema?

— ¿Pri- princesa? — Titubeó al verla aferrada a la gran toalla que mantenía su desnudo cuerpo al cuidado del frío. — ¿P-Podrías...? Uhm... ¿Podrías ponerte algo más?

Fue entonces cuando Marinette reaccionó, mirando hacia abajo para percatarse de la indecorosa situación en la que se encontraba. — Oh no... — Murmuró claramente nerviosas — ¡Cubre tus ojos! — Gritó alejándose y el felino obedeció de inmediato. — Como los abras, voy a golpearte. — Amenazó y cuando estuvo segura de que los verdes del chico estaban bien escondidos detrás de sus garras, se aventuró a voltearse y dejar caer la toalla al suelo, entrando rápidamente en sus bragas y la parte inferior de su pijama.

Fácilmente la chica pudo haberse refugiado en el cuarto de baño y escabullirse de la curiosa mirada del chico, pero algo mucho más allá de su decisión propia la incitaba a jugar con la cordura del chico.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2018 ⏰

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