2.

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— ¿Quieres explicarme que rayos pasó allá? —  Chloé ya se encontraba en su forma civil y a Chat le quedaban apenas un par de minutos.

Ambos estaban en la habitación de la rubia, el chico había optado por llevarla directamente a su hogar para así, obtener respuestas inmediatas.

— ¿Qué quieres que te explique? — Se sentó en su cama y se cruzó de brazos con actitud desafiante. — ¿Acaso no me viste? Besé a Ladybug. — Apenas hizo el comentario pudo percibir como la furia en el chico crecía y una fugaz idea pasó por su mente. — Y... Creo que pareció gustarle.

— No, te equivocas. No le gustó. — Dijo con los dientes apretados, conteniendo la ira que la rubia provocaba en su interior. — No le gustó para nada.

— La amas. — Chat Noir permaneció en silencio, depositando sus verdes en la alfombra de Chloé. — No puede ser cierto, la amas de verdad... Eres patético. — Dijo cruzándose de piernas.

— ¿Me llamas a mi patético cuando...? — El sonido de su anillo lo interrumpió. — Escucha, no tengo tiempo para esto. Devulveme la peineta.

Pollen volaba alrededor de ambos, observando la escena divertido.

— En tus sueños. — Contestó ella.

— ¡Hey! Era un trato.

— Nunca dijiste nada sobre devolverlo. — Y era verdad. Chat Noir había olvidado esa parte crucial de la conversación.

— No hagas esto más difícil. — Dijo entre dientes. — Dámelo.

Chloé negó recelosa, quería volver a ver a Ladybug en su forma heroica, lo necesitaba.

Apuntó al anillo y el chico la siguió con la mirada. — Creo que la identidad de alguien va a quedar al descubierto~  — Canturreo mientras observaba sus uñas divertida.

— ¡¿Tu no vas a decir nada?! — El kwami se encogió de hombros, no era algo que realmente le correspondiera. Después de todo aquella misión era responsabilidad de los héroes de París.

— Ya puedo ver la cara de Ladybug cuando le cuente cuan patético eres en tu forma de civil.

Gruñó preso de la desesperación. — ¡Esto no se acaba aquí! ¿Oiste?

— ¡Fuerte y claro, Pulgoso! — Chat Noir hizo una mueca de desagrado y saltó por la ventana.

Estaba parcialmente preparado para la reprimenda que Ladybug le daría al enterarse de que no trajo el Miraculous consigo.

La encontró al borde del edificio, sentada apreciando la inmensidad de la ciudad.

Tanteaba sus labios con cierto reproche, como si se arrepintiera de algo, pero no por completo.

El felino carraspeó a sus espaldas y ella le dedicó una pequeña sonrisa la cual se desvaneció de inmediato al ver la expresión del chico. — ¿Qué sucedió? — Preguntó algo inquieta. — ¿Donde está el Miraculous?

Chat Noir sonrió inocente y rascó su cabeza. — Sobre eso... Verás...

Ladybug se levantó del suelo, elevó una ceja y se cruzó de brazos. — ¿Y bien?

La saliva pasando por la garganta del felino fue claramente audible para ambos. — Se negó a devolverlo.

— ¿S-se negó?

El chico asintió y cerró sus ojos esperando los gritos que nunca llegaron.

— ¿Ladybug? — Exclamó al extrañar su presencia. — Hey ¿No estás molesta? — Preguntó al encontrarla pensativa con la mirada clavada en el suelo.

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