¿Quieres que te ayude?

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Al parecer, había activado su quirk y aquel miembro estaba demasiado duro. ¿De verdad le iba a meter tal cosa?

Kaminari no se había percatado de lo grande que podía llegar a ser el pene de Kirishima y ya era demasiado tarde; se estaba acercando.

Eijirou se estaba acercando para metérsela y correrse dentro.

[...]

Kirishima no podía controlarse más; estaba en su límite.

Se acercó lo suficiente a Kaminari y se colocó encima suyo, sujetando levemente las muñecas del contrario y girándole con gentileza para mirarle a los ojos.

—Kaminari, ¿puedo…? —inquirió entre suspiros y haciendo el intento de mantener la calma.

Eijirou no quería dañarle, pero las ganas que sentía en ese momento eran insanas.

Porque el pelirrojo deseaba penetrarle de una vez; quería metérsela por completo y correrse dentro de aquel rubio eléctrico que era dueño de sus más sucios pensamientos.

Kaminari mantenía su rostro rojo al sentir la penetrante mirada de Kirishima. Tragó saliva y, con nerviosismo, asintió.

Lo siguiente que sintió el rubio fue cómo algo grueso, duro y largo se introducía por completo y lentamente dentro de su ano. Apretó los dientes, cerró los ojos y se aferró con sus manos a la espalda de Eijirou, el cual rodeaba con sus brazos a Denki y suspiraba de placer en los oídos del contrario.

Kaminari no podía explicar la extraña sensación que estaba sintiendo. Pensó que, en cualquier momento, Kirishima le iba a romper.

—Kaminari… —suspiraba el pelirrojo entre jadeos mientras penetraba una y otra vez al rubio, haciéndole soltar extensos gemidos por tal goce.

Denki estaba sintiéndose mejor de lo que esperaba. Estaba lo suficientemente lubricado por las anteriores penetraciones y cada vez que Kirishima metía y sacaba su miembro, tocaba aquel punto sensible que le hacía perder la cordura.

Eijirou aceleró cada vez más; ya no podría soportarlo, estaba a tan solo unos segundos de correrse… y así fue.

Una última estocada fue suficiente para que Kirishima dejase escapar un grave gruñido mientras introducía por completo su miembro y dejaba salir todo su semen dentro del ano de Kaminari, el cual pudo sentir el cálido y espeso blanco líquido dentro de él.

—Lo… siento —comentó Eijirou separándose levemente de Denki y mirándole a los ojos con cierto rubor en sus mejillas.

Cuando retiró su pene de la cavidad anal del rubio, la sustancia blanquecina fue saliendo del interior lentamente. Había sido demasiado, pero todo había terminado.

Kaminari había cumplido con los “castigos”, así que se incorporó lentamente totalmente avergonzado y tratando de no mirar a Kirishima.

O, al menos, eso era lo que pensaba.

—Eso… ¿no te duele? —inquirió el pelirrojo rascándose una mejilla y, también, bastante avergonzado.

Kaminari comprendió en seguida a qué se refería al sentir cierto dolor ahí abajo. Su miembro, al haber estado rodeado por la cuerda que puso Todoroki y limitado por los anillos que le impidieron correrse con facilidad, dolía bastante. Sentía un fuerte escozor alrededor por la presión de aquellos objetos en él, cosa que era realmente incómoda y frustrante…

Pero Kaminari tenía prohibido correrse.

—Un poco —respondió el chico eléctrico evadiendo la mirada del contrario.

“¡En realidad duele demasiado!”

—Aún falta… una última orden —dijo Kirishima entregándole a Kaminari el papel que quedaba por leer y que justo había escrito el pelirrojo.

Denki tragó saliva con temor a saber lo que estaría ahí escrito, por lo que fue abriendo dicho papel lentamente hasta poder leer las palabras.

—El perdedor… puede eliminar uno de los castigos —leyó mientras abría los ojos sorprendido por aquello.

Luego se dio cuenta que lo más seguro fuera que Kirishima fuese el que hubiera escrito aquello, y suspiró con una leve sonrisa.

—¿En serio? —comentó soltando una risa ante ello.

—¡Era injusto que el perdedor tuviera que soportar cuatro castigos! —exclamó el pelirrojo cerrando los ojos y levantando un puño, después de haberse colocado el pantalón del pijama.

Se quedaron en silencio durante unos segundos. Kaminari se quedó mirando a su pobre y apretado miembro sin saber muy bien cómo quitar aquello.

—¿Quieres… que te ayude? —la voz de Kirishima le sobresaltó, pero eso no fue nada comparado a cuando el pelirrojo se situó al frente de él y se fue arrodillando hasta quedar a la altura perfecta.

A la altura perfecta, entre las piernas de Denki.

—¿Qué estás…

Pero el rubio no pudo terminar de hablar al sentir cómo su miembro era liberado de la molesta presión de las cuerdas.
Kirishima había utilizado su quirk para rasgar, con cuidado, dichas cuerdas.

Ahora Denki se hallaba al borde de la cama, sentado, con las piernas bastante abiertas y con un Eijirou arrodillado frente a él.

—No es justo que seas el único que no pudo… ya sabes —comentó el pelirrojo después de deshacerse, gracias a su quirk, del anillo que apretaba el miembro del rubio.

—¡E-Espera, Kirishima! ¡¿Qué vas a…

Y, nuevamente, no pudo terminar la frase al sentir cómo el pelirrojo sujetaba su pene y comenzaba a dar pequeñas lamidas sin saber muy bien cómo hacerlo.

Kaminari no podía con esa imagen. No podía seguir viendo cómo Kirishima, torpemente, trataba de darle placer ya que había sido injusto que fuese el único sin correrse.

Sinceramente, estaba demasiado avergonzado y tenía miedo de que Eijirou cometiera algún error y le mordiera sin querer con aquellos puntiagudos dientes.

Pero… era una oportunidad que no podía desaprovechar.

Kaminari llevó sus manos a los cabellos del pelirrojo para guiarle y profundizar el oral que le estaba haciendo, provocando que el pelirrojo introdujera parte del pene en su boca e intercalara lamidas mientras chupaba con suavidad, subiendo y bajando con su mano que lo sujetaba e introduciéndolo más profundo en su boca cada vez que las manos de Denki le guiaban.

Cuando vio que Eijirou comprendía cómo hacerlo perfectamente, retiró sus manos del pelirrojo y las colocó en cada lado de la cama para apoyarse en ellas mientras sentía gran placer gracias a la lengua de Kirishima. Estaba llegando a su límite; todo el placer acumulado en las penetraciones y, ahora, el oral que le estaba haciendo su gran amigo era suficiente.

El rostro de ambos chicos estaba rojo; ambos se sentían bastante avergonzados, pero, por algún motivo, no podían detenerse.

—Kirishima… —murmuró el rubio entre jadeos—. Y-Ya… voy…

La mirada que le dirigió el pelirrojo fue suficiente para hacerle saber que podía hacerlo; que podía venirse en la boca de su amigo.

[...]

★★★

El próximo capítulo será el último sí o sí xD
Y habrá TodoBaku en el baño—

Valió la pena [Boku no Hero Academia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora