Luke
Me gustaría poder decir que los rayos de sol entrando por la ventana eran molestos y me causaban una horrenda migraña debido a la resaca, pero no había bebido anoche, estábamos en Londres (así que el sol no era algo precisamente notable) y las cortinas cubrían las ventanas. Deseé por un instante cambiar este sitio. Deseé estar en Australia, dónde el aire es denso y tiene un ligero olor salado. Olor a mar.
Eso haría que su piel oliera de ese modo también, aunque el aroma a frambuesa no me molestaba en absoluto. El sudor del sueño aún seguía en mi cuerpo, tan solo cubierto por la sábana azul marino habitual del hotel. Parpadeé para despejarme y abrí los ojos despacio, extendiendo el brazo hacia un lado. El lugar continuaba tibio: ella debió despertar hace poco, pero no se había vestido, porque sus jeans desgastados y la camisa a cuadros aún decoraban el suelo de madera. Involuntariamente, me mordí el labio, recordando lo sucedido en la noche.
Habíamos entrado a ese café una hora atrás. Niall y Calum eran compañeros perfectos para reír a carcajadas y bromear por cualquier cosa, lo cual era necesario con ese horrendo clima que me hacía extrañar mi ciudad natal. Sé que Ashton, Michael y Calum también la extrañaban, pero se les notaba menos, en todo caso. Luego de que una linda mesera coqueteara con nosotros más de una vez, ella entró.
Ella, en una gabardina negra y con capucha, empapada. Incluso su cabello escurría agua lluvia. Los tres nos fijamos en sus delgadas y largas piernas, que bien causaban que midiera 1.70 aproximadamente, a medida que se desabotonaba lo único que la protegió de la tempestad. Lo más curioso del asunto, era que sonreía como si no le importara su cabello o su ropa. Sus ojos se posaron en Niall, en mí, en Calum y… Volvieron a los míos. Hizo un gesto de saludo con la mano que no respondí porque pensé que no iba en mi dirección. Calum me pateó, poniendo los ojos en blanco.
-Si no vas a hablarle ahora, iré yo, Luke- advirtió.
Y lo decía en serio. Me puse en pie, oyendo la estruendosa risa de Niall, caminando despacio a su mesa.
-Hola- dije, sentándome en frente.
Dejó de beber su malteada y me miró.
-¿Hola?- repitió-. ¿No tienes saludos ingeniosos en tu repertorio o algo?
-Um. ¿Sirve ‘Vas happenin’?
Ella sonrió. Una bonita sonrisa que debió ser moldeada a punta de ortodoncia y frenillo. Agradecí a Malik crear ese pequeño saludo con todo mi corazón.
-Supongo- estiró su mano y respondí al gesto-. Soy Gwen.
-Luke. Un placer conocerte.
Muchas veces era innecesario mencionar si quiera mi apellido. Gwen me obsequió otra sonrisa tímida.
-Todavía no.
Algo se despertó adentro y esperé a que continuara. Cuando terminó con su vaso de malteada, pidió otro y retomó la conversación.
-Así que, Luke, ¿quieres, no sé, decirme alguna cosa?
-Eh, sí…- Piensa, Hemmings, piensa-, ¿te gusta la matemática?
Bueno, no tengo idea de por qué pregunté eso. Ay, sí, Luke, gran manera de impresionar a la chica.
-Me encanta- declaró, entusiasmada. Quizá sí era una gran manera-. De hecho, estoy en Londres por ello.
Calum alzó los pulgares para que yo los viera. Si oyó lo que dije, debió querer golpearme, estoy seguro. Y se lo contaría a los demás.
-¿En serio?