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Gwen

En ocasiones, me gustaría dejar de ser tan directa con las palabras. Pensar más lo que voy a decir antes de soltarlo de golpe. Esta era, exactamente, una de esas ocasiones.

Luke se ruborizó, pero sonrió ante mi pregunta.

-Podría ser- dijo-. Aunque, me gustaría primero un café.

-A mí también.

Él señaló con la cabeza un camino y lo seguí. Ya había tomado café con Lynn, pero no importaba. Ambos llevábamos las manos en los bolsillos, sin saber bien de qué hablar. Fue la caminata más incómoda en el curso de mi existencia porque no podía descifrar su expresión si usaba las gafas. (Además extrañaba ver el azul de sus ojos). Volvimos a la cafetería y nos atendió el mismo camarero simpático de hace un momento. Me miró con curiosidad, antes de preguntar por nuestro pedido.

-Así que… ¿Qué tal el tour?- pregunté.

-Fue asombroso. Nos divertimos mucho con los chicos y la sensación de estar sobre un escenario es increíble- respondió-. Era con lo que siempre había soñado.

-Me alegra por ti. Mis clases han sido un desastre tedioso últimamente, siendo honesta.

-Hey, no pueden ser tan malas. Además, eres la chica responsable después de todo, ¿no?

-Aún lo recuerdas- reí-. Qué bueno.

-No podría olvidarlo, Gwen. Es imposible, y sigues viéndote responsable y centrada.

-¿Ah, sí?

-Sí. No has cambiado mucho.

En eso tenía razón. El rostro que veía en el espejo a diario no mutaba ni un poco.

-Tú sí, en cambio- señalé sus brazos-. ¿Más ejercicio, quizá?

Luke esbozó una mueca complacida que revelaba sus hoyuelos. Había marcas de cansancio alrededor de su boca.

-Bastante. Calum hace que nos ejercitemos a diario, en las mañanas. Y en las tardes. Y después de cantar- admitió y sonreí-. Oh, lo siento. Creo que no querías saber eso.

-No, no, está bien.

Nuestros cafés llegaron con los habituales nombres a un lado del envase.

-Uh, escribieron el mío mal- soltó Luke, inclinándose sobre la mesita-. ¿Qué lees tú ahí?

Revisé bien la marca. De por sí, el que escribía pudo haber sido un gran médico con esa terrible letra.

-¿Luc?

-Agh- gruñó-. Suele suceder. Starbucks me odia. O quizá es solo ese camarero que odia verme hablando contigo.

Hizo un pequeño gesto hacia el chico de ojos verdes y cabello oscuro que pretendía limpiar un mostrador. ¿En realidad me observaba?

-Estoy seguro de que le gustas- susurró, dando un sorbo a su café. Tenía los hombros tensos y de pronto, se había sentado muy erguido sobre la silla-. Lo cual es bueno, ya sabes, podrías ir y hablarle.

Casi sonó como si me implorara eso. Como si quisiera verme lejos por alguna razón. Negué categóricamente con la cabeza.

-Es lindo, pero no es mi tipo.

-¿Tienes un tipo de chico?

-Sí- mi café estaba demasiado dulce-. Lo básico es que le gusten las matemáticas- Luke tosió, enrojeciendo por completo-. También que tenga el cabello rizado, ojos verdes, hoyuelos…

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